Usted ha fotografiado numerosos conflictos. ¿Cuál le ha impresionado más?
No me gusta comparar unos con otros, porque de esa manera los categorizas y parece que hay víctimas de primera y de segunda. Los conflictos los sufren las víctimas civiles y esa es la única verdad incuestionable. Yo soy bastante reacio a que los periodistas seamos los protagonistas porque hay gente a la que le encanta hablar de sí mismo en vez de hablar de lo que pasa a los que tienen la desgracia de sufrir una guerra. Hay que encontrar una coherencia entre lo que uno piensa y lo que hace. Es lo más difícil.
¿Qué aporta la fotografía de un reportero de guerra sobre una de cualquier ciudadano?
Yo creo que como en todo oficio hay unas reglas que cumplir y un aprendizaje. Hay personas que se convierten en fotógrafos o periodistas porque la guerra les ha atrapado y es una salida económica o al no haber testigos extranjeros o hay países donde no pueden trabajar los periodistas. Pero hay que tener mucho cuidado, porque la línea entre información y propaganda es muy endeble y mucha gente tiene interés no de hacer periodismo sino de defender una postura. Por eso hay que apoyarse en periodistas profesionales.
Pero las redes sociales, los móviles, hacen que todo el mundo pueda transmisor de la realidad y la actualidad.
Que ocurra eso es culpa de las empresas porque quieren gastar lo menos posible o nada y se apoyan en lo que hay, que es una estúpida manera de ver las cosas. Porque si te apoyas en gente que no es profesional tienes posibilidades de que tu producto sea una patata.
Nos enfrentamos al tema de los refugiados sirios en el siglo XXI. ¿Seguimos cometiendo los mismos errores?
Lo que sucede hoy día, en relación con los desastres humanitarios de Siria, Irak y otros eternos como Sudán, Eritrea o Somalia, es que la Unión Europea, EE UU, Rusia y China actúan con la misma actitud, cinismo e hipocresía, y los ciudadanos actúan con una pasividad pasmosa. Es muy grave lo que está pasando y no sé si habrá posibilidad de mejorar, lo veo muy difícil porque se han cometido errores hace 20 años en Bosnia, en Ruanda, en Afganistán... tenemos una clase política y diplomática muy mediocre y los ciudadanos son pocos exigentes.
Cuando documenta algún conflicto y vuelve a casa, ¿piensa que ha servido para algo?
Lo importante no es si a ti te sirve o no, es que estás obligado a hacerlo. Si no se documentan las zonas oscuras del mundo peligrarán más aún las vidas de los civiles. Es obligación de la prensa hacerlo.
¿Te acostumbras al horror?
Cuando hay imágenes impactantes, como la del pequeño Aylan en la playa, lo más grave por supuesto es que un niño esté muerto y además en el lugar donde nuestros hijos hacían castillos con la arena, no se ahogaban. Pero cuando ocurren estas historias se produce una orgía declarativa, de columnistas, tertulianos, políticos, mercaderes de la comunicación que se ponen a hablar ex cátedra de lo que ha pasado sin tener ni idea de qué es una guerra. Yo no me quiero acostumbrar. El día que no sienta el impacto del dolor, que es la única forma de transmitir con decencia lo que ocurre, pues no iré.
¿Los gobiernos sí se acostumbran?
Es que los gobernantes viven imbuidos en una especie de cápsula de aislamiento y rodeados de gente que les sorbe la oreja. Un político debe rodearse de alguien que le diga todos los días lo mal que lo hace. ¿Cómo pueden hablar Felipe González y Aznar de lo que pasa en este país cuando han usado las puertas giratorias para seguir en puestos importantes? Deberían callarse porque nadie les dijo nunca lo equivocados que estaban.
