Se alzó en la mañana de ayer, fría pero soleada, el telón de la Mercedes Benz Fashion Week Madrid, lo que antes era para todos los mortales (y sigue siendo) Pasarela Cibeles. Y la moda cobró nombre propio, se hizo carne y cual Lázaro se levantó de nuevo, como hace cada seis meses, más viva que nunca. Pues en ello estábamos cuando tuvimos la suerte de poder asistir al nuevo giro coperniquiano del diseñador afincado en Madrid, nacido en Venezuela y alicantino de adopción y sentimiento, Hannibal Laguna. Después de unas cuantas colecciones que han recurrido a patrones que han sido ya unos clásicos en su andadura, por fin, ha vuelto el mejor Laguna con Goldenmile.

Por la pasarela y con una música maravillosa, desfilaban siluetas limpias, delicadas, como exquisitas piezas de porcelana. La sensación de unas modelos maquilladas como en los veinte, con un corte a lo garçon pero modernizado al perfilarlo y moldearlo como esculturas... era la mejor sensación que hace tiempo he tenido con sus colecciones.

Oro, champagne, negro, beige, cobres metalizados y anaranjados, texturas que iban desde las gasas hasta las más trabajadas para construir chaquetas y mangas casi japonesas. Recordaban estos trajes de pantalón y chaqueta a un Dior de los sesenta, un Armani milanés en plenos ochenta y, sobre todo, un Laguna en pura esencia.

Ya queríamos ver a este Hannibal, el mismo que en su día fue premio Telva, el mismo que hizo que la magia volara sobre los tejados de zinc, el mismo que era capaz de levantar pasiones, alfombras rojas y sensaciones interminables. Este es el que ayer volvió a la pasarela. Vestidos con cuellos japoneses y orientales, pedrería exquisita en mangas, cinturas, gasas infinitas combinando negro y beige, mujeres sexy pero elegantísimas. Espaldas desnudas, largos y cortos, y sobre todo una intervención genial en vestidos negros puros que, con forma arquitectónica, construían siluetas de divas sutiles por una alfombra imaginaria.

El público pudo disfrutar de todo esto mientras el front row estaba repletito. En la esquina destacaba Juncal Rivero (qué guapa está esta mujer), Celia Gómez, Esmeralda Moya, Lujan Argüelles, Begoña Maestre, Pilar Jurado, la cantante Natalia, Xenia Tostado, Ana Arias y Elisa Mouliaá. Y todas ellas además pudieron disfrutar de un detalle de la firma de zapatos de Elda, con la que el diseñador ha abierto una tienda en pleno Claudio Coello de Madrid con todos sus complementos, además de irse con una bolsita en la que presentó su nueva línea de geles aromáticos hechos en las tierras valencianas para el mundo.

Hoy más sello alicantino en la pasarela madrileña, con el eldense Juan Vidal y su eterno femenino chic y contemporáneo, con la colección Inside Linda, que presenta a una mujer que busca la aventura con diseños en tafeta de seda, crep, plumas y tejidos sofisticados.

Y firmas alicantinas también que colaborarán con otros que apuestan por la tierra, como Ion Fiz, que presenta línea de zapatos y bolsos hechos en Petrer y de joyas de la también alicantina Beatriz Milleiro o la participación de Café Jurado. Al igual que Agatha Ruiz de la Prada, que en Alicante construye la mitad de sus líneas, desde los zapatos de niños hasta las mini colecciones de baby que arrasan por toda Europa.

La moda siempre es sorprendente, y si encima, es parte del PIB español, pues más.