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Miradas que echan chispas

El fotógrafo Paco Grau exhibe en el Centro Cultural de Alcoy un centenar de imágenes

Tres detalles de la exposición, incluyendo el montaje con el antiguo busto de Franco. JUANI RUZ

El Centro Cultural de Alcoy acoge desde anoche la exposición «De reüll», del fotógrafo Paco Grau, cuyas imágenes plasmaron toda una época de cambio en los medios de comunicación, especialmente en Ciudad de Alcoy e INFORMACIÓN y más tarde en otros medios. La muestra, con fotografías ya históricas de Milans del Bosch o Suárez y Fraga en Alcoy, siempre con el detalle destacado, estará abierta hasta el 30 de enero.

El concejal de Cultura, Raül Llopis, abrió el acto, destacando después el periodista Ramón Climent que en este caso «las imágenes hacen innecesarias las palabras», en lo que fue una reivindicación del fotoperiodismo en la era de la imagen digital. Paco Grau, muy breve -lo suyo es la cámara, no el micrófono- subrayó la «suerte que tuve de vivir un momento de cambio», a la vez que recordó la figura de José Vicente Botella y destacó el trabajo efectuado junto a periodistas como el propio Climent o Francisco Esquivel.

Para los jóvenes, sería recomendable acudir con un guía, porque se refleja una época cuya interpretación puede ser complicada o imposible. La figura de Milans del Bosch está en los libros de historia, pero a dos meses del 23-F su faceta «humana» encendiendo un cigarrillo o esperando los tanques en un desfile al lado del alcalde José Sanus, tiene una fuerza impactante.

A través de un centenar de fotos Paco Grau refleja una época, de 1978 a 1989, aproximadamente, en que la estructura franquista estaba siendo desmontada mientras se construía una nueva, muy diferente. Y lo importante es que están los protagonistas, los famosos y los anónimos. Así, junto a la capilla ardiente de Eusebio Sempere hay otro fallecido, anónimo.

Y personajes hay muchos, todos con andadura alcoyana. Empezando por Adolfo Suárez y continuado con una silueta de Fraga junto a la gorra de un «municipal» con el escudo franquista, ambas imágenes son primeros planos reflejo de un tiempo en que, como explica el propio Grau, la prensa tenía libre acceso a los políticos.

Sigue Agata Lys de espaldas al escenario, Sabrina de cara -en un concierto que fue un hito- junto a una striper difuminada y un poco más allá Jesulín de Ubrique arrodillado, rezando junto a una religiosa. Vargas Llosa aparece joven y resplandeciente, pero en San Sebastián, en el Festival de cine en que se premió «Héctor», y también está el Ovidi Montllor de la misma época, pegado a J. J. Soriano.

Impacta la figura estelar de Franco a la entrada, con el olvidado busto al que el fotógrafo hizo especial seguimiento: era objeto de pintadas casi diarias, hasta que se desmontó y retiró.

Y un sinfín de detalles, de palomas, de manolas, de policías -con los temibles grises incluidos- de elefantes de circo, de enfermos, de la vida misma. Cien y pocas miradas «De reül», como dice el lema de la muestra en el Centro Cultural de Alcoy.

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