Entre la documentación hallada en el Archivo Histórico Nacional de Chile y citada en el libro de Amorós hay una carta inédita de Miguel Hernández, escrita desde la cárcel de Torrijos (Madrid) el 26 de junio de 1939 al diplomático Germán Vergara Donoso (encargado de Negocios de la Embajada de Chile). La carta comienza así: «Señor Embajador: Nuestro común amigo Carlos Morla me ofreció su ayuda para marchar a su país a fines de febrero de este mismo año. Imposibilitado para aceptarla desde entonces, me atrevo a requerirla de Vd. ya que me encuentro bien necesitado de ella...».
La misiva confirma que el diplomático chileno Carlos Morla sí quiso ayudar al poeta de Orihuela. Sin embargo, apunta Amorós, varias veces a lo largo de su vida, Neruda le acusó duramente de no haberlo hecho.
