El Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) lleva cerca de cuatro años sin director y acabó la temporada pasada con una asistencia de más de 100.000 espectadores, una cifra en la que destacan los conciertos de temporada en la sala sinfónica, que prácticamente registran el lleno en cada actuación, con una media de un millar de personas en un espacio con 1.200 localidades.
Pese a lo positivo del balance, que sin cabeza visible ha logrado mantener una programación notable de grandes orquestas nacionales e internacionales en Alicante, la búsqueda de un director para el auditorio, de cuya figura se habían olvidado ya sus anteriores responsables, volvió a emerger con fuerza tras las pasadas elecciones y el cambio en la presidencia de la corporación provincial, que sigue manteniendo el Partido Popular con el apoyo de Ciudadanos. Este partido, en su acuerdo para facilitar el gobierno, se reservó la gestión de los proyectos culturales de la Diputación con el nombramiento de sus responsables, como en el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, que ya dirige José Ferrándiz Lozano, o el ADDA.
Desde el mes de julio, confiados en que esa designación podría hacerse de forma directa, Ciudadanos ha barajado nombres para dirigir el Auditorio y, entre otros, salieron a la luz personas como Elsa MartínezElsa Martínez, descartada por el propio partido un día despues de que se anunciara su designación; el director de orquesta alteano Josep Vicent, que se llegó a reunir con el presidente de la Diputación, César Sánchez, y cuya propuesta iba ligada a la creación de una orquesta que se veía «inviable», según fuentes de la corporación provincial; o el compositor alicantino Luis Ivars, que fue sondeado a principios de verano.
Sin embargo, la Diputación ha cambiado de rumbo y de ritmo en los últimos días y mantiene ahora que para nombrar al director artístico del ADDA, al igual que para el director económico, deberá realizarse un «proceso de selección» porque ambos puestos directivos se integran dentro de la Fundación del ADDA y estos nombramientos deben regirse por la Ley de Fundaciones y el Estatuto Básico del Empleado Público. Así, debe crearse un proceso selectivo con publicidad y concurrencia de posibles candidatos, en base a sus méritos e idoneidad para el puesto.
«Un director tiene firma, no es un puesto de confianza y puede desempeñar facultades delegadas del patronato de la fundación y actuar con responsabilidad», señalan desde la Diputación para justificar los concursos, cuyas bases deberá redactar el patronato de la fundación del ADDA que, por otra parte, hasta hace una semana no se completó con los nombres de Fernando Gallego, que repite, Juan Pablo Agulló Carbonell y Daniel Abad Casanova. Estos tres patronos, designados por el presidente de la Diputación, se unen a Pilar Poveda, Manuel Desantes, Jesús Mula y José Cremades-aprobados en el Pleno de la Diputación por su reconocido prestigio con el voto de PP y C's, la abstención del PSOE y el voto en contra de IU y Compromís- y los patronos de partidos políticos.
Será el patronato quien redactará las bases para convocar el proceso y una comisión interna del patronato, formada por entre 3 y 5 patronos, quien propondrá su designación al presidente César Sánchez. La intención es que el proceso esté concluido antes de que acabe el año 2015. Y el mismo procedimiento se seguirá para elegir al director de gestión del auditorio.
