Aunque puede que la vida nómada del músico no sea tan salvaje como relata la leyenda, sí es cierto que muchos de ellos han pasado temporadas relamente peligrosas, cruzando líneas rojas que ningún mortal debiera cruzar para hacer realidad el dichoso viejo lema de 'sexo, drogas y rock n' roll'.

A continuación enumeramos diez músicos que tienen su hueco asegurado en la convocatoria cuando se trata de hablar de vivir a toda mecha hasta que la llama casi se consuma. Una buena pandilla, en definitiva.

Steven Tyler (67 años)

"Cuando vi la película Casi famosos me dije '¡mierda! ¿Estos se parecen o no a Aerosmith?' Nosotros íbamos en ese autobús, ese avión, nos lanzábamos desnudos desde tejados hacia la estratosfera y más allá junto a nuestro colega el demoníaco Ted Nugent. Los pasillos estaban abarrotados de chicas malas, personajes sórdidos y un camarero llamado Julio que transportaba groupies en el carrito del servicio de habitaciones", rememora Steven Tyler en su autobiografía ¿Acaso molesta el ruido que suena en mi sesera? Más clara, el agua de los floreros.

Anthony Kiedis (52 años)

El cantante de Red Hot Chili Peppers se dibuja a sí mismo en la autobiografía Scar Tissue como un irremediable yonki que encontró la redención en la música y en amigos para siempre como el bajista Flea. Probó las drogas por primera vez con su padre -un camello- y se inició en el sexo a los 12 años con una novia de, sí, su padre. Una locura detrás de otra con accidentes, relaciones rotas y un largo pero lento a la par que milagroso proceso de maduración (antes de grabar Californication sus compañeros le buscaron de motel en motel hasta que dieron con él). Pero ahí sigue aparentemente pletórico físicamente a sus 51 años.

Ginger Baker (76 años)

Considerado por muchos como el primer baterista estrella de la historia del rock, el aporreador de supergrupos como Cream y Blind Faith hizo todo lo posible por castigarse durante los locos sesenta y los setenta. De hecho, una vieja encuesta de la época le señalaba como el artista con menos probabilidades de sobrevivir a los sesenta, pero lo cierto es que tras dejar la heroína en 1981, vivió un tiempo en Italia cultivando aceitunas. Eso fue antes de trasladarse a un rancho en Sudáfrica, que recientemente abandonó para mudarse al condado británico de Kent. Y hace un par de temporadas actuó en Madrid con su banda de jazz como si tal cosa.

David Crosby (74 años)

La gira de 1974 de Crosby, Stills, Nash y Young es una de las más evidentemente tóxicas de la mitología del rock. Los cuatro cargaban con enfermizas cantidades de material y, logicamente, los recitales se resintieron. Para cuando la gira llegó al estadio de Wembley londinense el 14 de julio, Stills estaba tan pasado que realmente creía que había combatido en Vietnam, llegando a firmar autógrafos como 'Stephen Stills, U.S. Marine Corps'. De aquellas fiestas ahora nadie quiere hablar.

Billie Joe Armstrong (43 años)

En septiembre de 2012 el líder de Green Day estalló en plena actuación cuando los organizadores del i Heart Radio Show de Las Vegas le dijeron que tenía que cortar su actuación antes de lo previsto. Borracho y rebosante de pastillas (recetadas por un doctor), estrelló su guitarra contra el suelo, dijo de todo en el micrófono y se largó del escenario. Apenas unas horas después entraba en la dichosa rehabilitación y desde entonces se ha mostrado en plena forma.

Dave Davies (68 años)

La escandalosa historia de mi vida con The Kinks es el elocuente subtítulo de la autobiografía de esta mitad del dúo británico, en el que se detallan con precisión historias de sexo, drogas y rock & roll. Lujurioso y politoxicómano, Dave añora a los colegas que quedaron en el camino muertos o enloquecidos, y termina su relato hablando de sus contactos con extraterrestres.

Pete Townshend (70 años)

Dos de sus compañeros, el bajista John Entwistle y el batería Keith Moon, murieron de sobredosis. Pete podría haber corrido igual suerte, pues su consumo de drogas y alcohol comenzó a crecer a la par que el éxito de The Who en los setenta. Sus memorias son una sucesión de anécdotas psicotrópicas, como aquella vez que habló con el diablo, o las noches durmiendo aferrado a su botella de brandy como si de un osito de peluche se tratase. No faltaron las sobredosis y las rehabilitaciones hasta que vio la luz en los noventa. Y sigue sobre los escenarios.

Pete Doherty (36 años)

Si el siglo XXI tiene un icono musical de la autodestrucción, ese tiene necesariamente que ser Pete Doherty. Famoso por salir con Kate Moss y después acompañar a Amy Winehouse en su descenso a los infiernos, en esta época de la sobreinformación le hemos visto más veces 'enajenado' que sobrio. En sus años mozos vendió heroína para poder comprar heroína y, después, sus batallas consigo mismo para mantenerse limpio han sido tan recurrentes como cruentas. Ahora parece haber vencido y está disfrutando del éxito de sus reunificados The Libertines.

Joaquín Sabina (66 años)

Joaquín Sabina habló claro, como de costumbre, en una entrevista en Perú en 2006: "Dejé la coca hace cinco años y medio radicalmente, sin el menor trauma y sin terapias. En España es una cosa tan mala que es fácil dejarla, pero aquí es más difícil, porque es mejor (la cocaína). Amo la droga y el alcohol, sin embargo detesto a los drogadictos y a los borrachos". La charla terminó poniéndose seria cuando recordó que el ictus que sufrió en 2001 le ayudó a replantearse sus hábitos, que pasaban por todo tipo de desajustes poco saludables.

Brian Wilson (73 años)

El talento musical del complejo cerebro de los Beach Boys parecía infinito en los sesenta, cuando intentaba abiertamente competir con los Beatles (para la posteridad quedó el disco Pet Sounds de 1966), pero las drogas le empujaron a una espiral de depresiones y adicciones que irremediablemente influyeron negativamente en su creatividad. Aunque como el resto de sus colegas aquí mencionados, ahí sigue en la brecha.

"La marihuana me hacía paranoico, pero también me permitía concentrarme en mi música tan profundamente como nunca antes. El LSD me daba mucho miedo. Casi lo dejé, pero nunca se vuelve a ser la misma persona después de una droga como el LSD", ha llegado a declarar Brian Wilson, quien cuenta con un reciente y paranoico biopic en el cine protagonizado por John Cusack.