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Juan Vergillos

«El flamenco tiene bastantes capacidades terapéuticas»

El experto defiende el género como exponente del arte español y como motor económico

«El flamenco tiene bastantes capacidades terapéuticas»

¿Por qué el flamenco debe ser un título universitario?

Porque es un arte español, singular, dentro del arte occidental y porque es un motor económico, hay mucha gente que vive de esto. No se conoce bien la historia del flamenco, faltan estudios musicales sobre armonía y rítmica. Si tuviera estudios regulares los investigadores tendríamos un marco para trabajar con cierta solvencia. Si hay estudios de jazz, de música clásica, por qué el flamenco no.

Al menos hay un Premio de Flamencología que usted tiene.

Sí, pero es una iniciativa privada. Lo concede la cátedra de Flamencología de Jerez, pero todavía el Ministerio de Cultura no le ha metido mano al asunto. El flamenco es un embajador de España por todo el mundo y se lo merece. Sería interesante que se hiciera una regulación para que supiéramos la historia del flamenco y que saltáramos por encima de nuestros propios tópicos.

Usted va a hablar hoy de las cuatro emociones flamencas...

Es un trabajo donde mezclo mi formación como psicólogo y terapeuta con el flamenco. Tiene bastantes capacidades terapéuticas y sanadoras, porque nos conecta con las emociones más básicas y tiene un estilo para cada estado emocional: alegría, soleá y otros que nos ayudan a conectar con nuestro miedo o nuestra ira.

¿Se considera flamenco o un teórico del flamenco?

Me considero flamenco porque dedico mi vida a esto, cien por cien, a la investigación, a la divulgación; además, en mi trabajo terapéutico también. He dirigido festivales, espectáculos, he escrito letras de canciones y guiones. Me considero un escritor pero un escritor flamenco. Yo no canto ni bailo ni toco la guitarra, pero creo que se puede ser flamenco sin tocar, cantar o bailar.

Ha dicho que ha escrito letras de canciones y suena raro porque no se hace nuevo repertorio.

Es cierto, porque el sector del cante tiene una especie de ola de conservadurismo que parece que solo podemos hacer lo del pasado y a la gente le da miedo hacer música y letras nuevas. Prácticamente el único que lo hacía era Enrique Morente. Pero en la guitarra no ocurre eso ni en el baile. Es el carácter conservador del cante lo que parece algo inamovible. Empezó a ocurrir en los años 50 o 60, hasta entonces iba evolucionando. Luego alguien dijo que eso no se podía mover, los puristas, y se han cerrado al repertorio tradicional pero no ha sido nada positivo porque coharta la libertad de los creadores. Poco a poco los artistas más jóvenes, como Miguel Poveda, Arcángel, Isidro Muñoz, Niña Pastori o Estrella, pues van haciendo cosas nuevas. El cante flamenco tarde o temprano se tiene que abrir a los tiempos que vivimos.

¿Usted es de los puristas o de los partidarios de la fusión?

Yo aquí no tomo una actitud moral, es que es lo que tiene que pasar naturalmente. El flamenco desde sus orígenes es una mezcla. No se puede hablar de algo que se ha mantenido puro a lo largo del tiempo. Es fruto del mestizaje y del diálogo de culturas. Todo el flamenco es una fusión.

¿España quiere más al flamenco hoy que hace 20 años?

Pues no estoy tan seguro. Es verdad que los jóvenes no querían al flamenco porque se identificaba con el conservadurismo, pero a nivel de medios y las instituciones vemos que la lucha todavía es muy larga. La época digamos dorada fueron los años 20 y 30. En esa época tenía vínculo con las vanguardias, Dalí o Picasso colaboraron con el flamenco. Era un arte, un lenguaje y con él puedes explicar lo que quieras. Hoy los discos que se compran, o mejor dicho las descargas de internet, no son de música flamenca, ni siquiera española. Paco de Lucía hizo también mucho por esto. Cuando otros guitarristas como Chick Corea dijeron que era un genio pues todos pensamos que si lo decía él pues sería verdad. El reconocimiento viene más de fuera que de dentro. Casi todos los grandes genios de la historia del flamenco tuvieron que triunfar primero fuera de España antes de triunfar aquí. Somos un país que no tenemos mucho orgullo de lo propio.

¿A quién admira?

Es una pregunta muy comprometida pero la verdad es que mi maestro, mi referente, por encima de todos, es Enrique Morente. Era un señor que era un modelo en todo: como artista, como músico, como intérprete y como ser humano, que se mantuvo fiel a unos principios y a una ética. Una persona generosísima que nos hacía mejores solo por estar a su lado. Todavía me sigue sorprendiendo.

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