El conocido pleito entre pájaros y cerdos que ha dado la vuelta al mundo de la mano del videojuego Angry Birds cobra vida en la película que verá la luz en mayo de 2016, una cinta que desvela los orígenes del enojo de las, en otro tiempo, felices aves.

El filme es una colaboración entre el estudio Sony Pictures Animation y Rovio Entertainment, compañía finlandesa creadora de la popular aplicación de móvil que, desde su lanzamiento en 2009, ha sido descargada más de 3.000 millones de veces, cifra de julio de este año que aglutina todas las versiones de Angry Birds.

El adictivo juego plantea una premisa simple -unos pájaros furiosos atacan las fortalezas de unos rollizos cerdos que les han robado unos huevos- que fue el punto de partida para desarrollar la trama que tuvo que poner contexto al inagotable enfrentamiento.

«Es una película original», comentó el productor John Cohen, entusiasmado con la idea de construir desde cero una «mitología de Angry Birds», en la que se recogieron las aportaciones de Sony y Rovio, que elaboró el guionista Jon Vitti (The Simpsons), y de la que se pudo ver un escueto adelanto en el tráiler que debutó esta semana pasada.

El equipo del filme decidió convertir a los pájaros en habitantes de un paradisíaco islote del que jamás han salido y en el que viven sin amenazas en un ambiente de felicidad y armonía permanente.

Esta situación idílica convierte a los residentes en unas aves apacibles, ingenuas y confiadas, condición que les llevará a dejarse seducir por los trucos de unos puercos que un buen día arriban a sus costas con oscuras intenciones.

El único que sospecha de los cerdos es Red -el popular pájaro rojo del videojuego-, quien vive marginado en la isla por sus problemas de temperamento. Red no encaja en ese mundo feliz y es obligado a asistir a terapia para controlar su ira junto con otros conocidos pájaros del juego, como el rápido Chuck (amarillo) y el explosivo Bomb (bomba), que se convierten en sus amigos.

«Red es un cascarrabias, un gruñón, que puede reaccionar de formas a las que a nosotros nos podría gustar reaccionar en (molestas) situaciones cotidianas», explicó Cohen.