El Toro de la Vega asoma cada septiembre para avivar un debate que oscila entre la defensa de las tradiciones y la abolición de este tipo de festejos, y que en el ámbito político divide a los integrantes de los partidos en una mezcla de sentimiento íntimo, convicción y cálculo electoral.

Será mañana cuando el toro de nombre «Rompesuelas» saldrá de los chiqueros del municipio vallisoletano de Tordesillas para enfrentarse a los lanceros que tratarán de darle muerte, pero el debate social y político resurge cada año a mediados de agosto, cuando partidarios y detractores empiezan a dar los primeros pasos.

El ambiente se ha endurecido en los últimos años con amenazas, agresiones y disturbios originados por el enfrentamiento entre quienes pretenden que no se celebre el torneo y quienes lo defienden como propio de las tradiciones más profundas de su municipio.

Durante las semanas previas, los dirigentes políticos tratan de «lidiar» con esta cuestión, unos de una forma más tajante y otros desde una prudente discreción al expresar más una visión personal que la postura «oficial» del partido.

Han sido el líder nacional del PSOE, Pedro Sánchez, y su compañero de partido y alcalde de Tordesillas, José Antonio González Poncela, quienes han protagonizado la discrepancia más sonada, al afirmar el primero que se «avergüenza» por el Toro de la Vega y al defender el segundo que se trata de una cuestión cultural que debe proteger por encargo de sus vecinos.

Con el compromiso de Pedro Sánchez encima de la mesa de legislar para prohibir este festejo en el caso de gobernar en la próxima legislatura, han sido varias las voces de su propio partido en Castilla y León que han considerado que la prohibición no es el camino.

Para el secretario autonómico del PSOE, Luis Tudanca, una «prohibición impuesta» podría tener «efectos contraproducentes», por lo que ha pedido «calma», «sosiego» y «responsabilidad» para retirar el foco de la amenaza que, en su opinión, se ha colocado «injustamente» sobre el alcalde de Tordesillas.

En el PP ha ejercido de portavoz Carlos Fernández Carriedo, quien ha reconocido que hay «opiniones diversas y muy distintas» sobre el Toro de la Vega, por lo que corresponde «atenerse al cumplimiento de la norma» y ceñirse al «papel protagonista que corresponde al Ayuntamiento» para acreditar que se cumple el reglamento.

En lo que sí coinciden todos ellos es en confiar en que no se reproduzcan los incidentes de los últimos años, cuando se llegó incluso al lanzamiento de piedras entre partidarios y detractores y varios informadores gráficos sufrieron agresiones cuando ejercían su trabajo.