Un consorcio cinematográfico europeo presentó ayer una oferta para adquirir Ciudad de la Luz, tan solo media hora antes de que finalizara el plazo establecido para la licitación del complejo de cine, según confirmó ayer la Generalitat. Esta puja sorprendió en cierta medida al nuevo Consell, cuyo presidente, Ximo Puig, se inclinó el pasado jueves en el Club INFORMACIÓN hacia la posibilidad de que no hubiera ninguna puja en esta primera subasta.

Tres son las incógnitas que quedan en el aire ahora, ya que hasta el próximo lunes -cinco días hábiles después de finalizar el plazo, tal como establece la ley- no se podrán abrir los dos sobres de la licitación (el de la oferta económica y el del consorcio que puja). En primer lugar, si el licitador, que la Generalitat confirmó que se trata de uno de los que visitó el complejo recientemente, cumple con los requisitos exigidos en el pliego de condiciones; en segundo lugar, qué empresas y nombres hay detrás de la propuesta, y en tercer lugar, si la puja es por algún lote o si, por el contrario, es por el complejo entero.

La opción más lógica sería la licitación por la totalidad de las instalaciones, teniendo en cuenta que todos los grupos relacionados con el mundo audiovisual interesados en los estudios han manifestado durante el proceso la necesidad de que el complejo se mantenga al completo para que se pueda garantizar su funcionamiento.

Sin embargo, cabe la posibilidad de que se haya optado tan solo por un lote. Esto llevaría sin remedio a una segunda subasta, de manera que podría tratarse de una estrategia del consorcio europeo para adjudicarse en la nueva ronda el resto de lotes a un precio muy inferior, partiendo de la base de que a nadie le interesaría comprar una parte si alguien ya ha adquirido uno de los lotes.

El precio de partida que marcaba el pliego de condiciones era de 94,4 millones de euros por el total de las instalaciones, o el equivalente de la suma de seis lotes: los platós 1 y 2 con el edificio de producción (16,84 millones), los platós 3 y 4 con su edificio de producción (23,37 millones), los platós 5 y 6 con su edifico de producción (16,5 millones), los talleres y almacenes (19 millones, el backlot 1 (5,7 millones) y el foso de agua y el backlot 2 (12,4 millones). De esta manera, quedan fuera el Centro de Estudios, el edificio de restauración, el de oficinas, los aparcamientos subterráneos y en superficie, la zona comercial y la zona hotelera.

El nuevo presidente autonómico anunció el pasado jueves que la Generalitat estaba dispuesta a «luchar» para conseguir que la Comisión Europea -que obliga a la Generalitat a devolver los 265 millones que dio a Ciudad de la Luz en ayudas- atendiese a sus peticiones para modificar las condiciones de venta del complejo. En su opinión, el pliego dejaba en el aire temas de gran importancia para el futuro de las instalaciones alicantinas, como la garantía de continuidad de su uso cinematográfico.

En este sentido, Ximo Puig anunció que esa misma mañana había solicitado a la comisaria europea de la Competencia una reunión de urgencia para estudiar alguna modificación, tras analizar los servicios jurídicos de la Generalitat si existía algún resquicio legal para el cambio de normas.

En caso de que el plazo que finalizó ayer se hubiera acabado sin ninguna oferta por el total, el complejo iría a una segunda fase de subasta, que ya ni siquiera tendría como mínimo los 94,4 millones contemplados ahora para su venta sino que la adjudicación podría realizarse a una oferta cuyo único límite sería no ser inferior al 20 por ciento de esa cantidad, por lo que se podría vender por 20 millones el complejo. Esta posibilidad, si bien era económicamente mucho menos interesante para la Generalitat, sin embargo abría un mayor plazo de tiempo para negociar con Europa, algo que Puig consideraba fundamental para poder cambiar el curso de los acontecimientos.

Sin embargo, la presentación de una oferta ayer «in extremis» cierra la posibilidad de negociar con Europa un cambio en los términos de la subasta, pero, por otro lado, el hecho de que esté detrás un consorcio cinematográfico europeo garantiza al menos la continuidad del uso para el que fue concebido el complejo, siempre que se haya pujado por el total, y abre la puerta a la recuperación de una industria que el presidente de la Generalitat considera fundamental como uno de los motores económicos de la Comunidad Valenciana.