Con el aforo del Club INFORMACIÓN a rebosar y pasada la una de la tarde, comenzaba con más de media hora de retraso el homenaje al maestro José María Dols Abellán «Manzanares». Bajo la batuta del veterano periodista José Luis Benlloch se sentaron alrededor de una mesa el albaceteño Dámaso González, el portugués Víctor Mendes, el colombiano César Rincón, el onubense Miguel Báez «Litri» y el cordobés Juan Serrano «Finito de Córdoba», todos ellos matadores de toros de renombre, así como Manolo González, taurino que llevó las riendas de la carrera del torero alicantino durante varios años, padrino de su hijo Manuel y ganadero de dos de los toros que mayor gloria dieron al torero de Alicante en la plaza más importante del mundo, la de Las Ventas de Madrid. Frente a ellos, en primera fila, los familiares del torero recientemente fallecido: su hermano Pedro y sus hijos varones, José Mari y Manuel, además de muchos nombres vinculados al mundo del toro.

Una vez hechas las presentaciones, Benlloch destacó el reconocimiento que suponía hacia la figura de Manzanares tanto ese acto como la Feria de Hogueras que comenzará en breve, no solo por la grandeza artística del torero sino también por su faceta humana, la combinación de las cuales debería reconocerse, según el periodista, como ejemplo para las generaciones futuras del arte de Cúchares.

El manchego Dámaso González, muy ligado con Alicante, ciudad donde tomó la alternativa y de donde es natural su esposa, destacó que Manzanares «hacía delante del toro lo que los demás queríamos hacer», y se reconoció como el compañero que más tardes le había acompañado en el paseíllo. A las amables palabras de Dámaso continuó un monólogo del luso Víctor Mendes (que sustituía al anunciado Espartaco), de cuya alternativa fue testigo el torero alicantino, donde recordó las primeras veces en que lo vio en las revistas de toros que compraba de adolescente, para luego destacar su carisma como líder, «porque era un ser con una personalidad radical, y por eso tenía seguidores y detractores y presentaba como una referencia para los demás».

También César Rincón recordó que Manzanares actuó como testigo en su alternativa de lujo en Bogotá. Años antes, según el propio diestro, «tuve el orgullo de limpiar sus capotes junto a su mozo de espadas», e incluso años después «me regaló un capote de paseo una tarde que toreamos juntos en la que a mi hermano se le olvidó el mío en el hotel», aseguró Rincón. «Siempre me dio buenos consejos, como cambiar de apoderado en algún momento difícil», afirmó el colombiano, que también reconoció en el espada alicantino a uno de los principales referentes de su carrera.

Miguel Báez «Litri», cuya presentación en Las Ventas fue apadrinada por José María Dols Abellán, recordó la primera imagen que tuvo de él «tentando con unas zapatillas de deporte en la ganadería de Jandilla». El onubense también apeló a la figura del maestro alicantino en términos parecidos a sus compañeros de mesa, asegurando que «siempre quise transmitir toreando lo que él me transmitía a mí cuando lo veía torear», y abundó en el concepto de líder que tenía Manzanares «dentro y fuera de la plaza».

Para Finito de Córdoba lo más importante fue la técnica que siempre acompañó al maestro y que le permitió «ahormar a los toros para luego poder expresar lo que llevaba dentro», concepto con el que aseguró identificarse completamente el único de los diestros en activos del coloquio, que actuará en Alicante el próximo 20 de junio. «Tenía una pared de mi habitación empapelada con fotos suyas toreando», confesó, «y me alegro de que ese legado de torería siga teniendo continuidad en su hijo».

Sin duda el testimonio más emotivo y cercano resultó la intervención de Manolo González, apoderado y compadre de Manzanares. Destacó el alicantinismo del que siempre hacía gala el torero allá donde iba, narró jugosas anécdotas de la corrida que toreó en Ronda en solitario con seis toros de diferentes ganaderías en el formato de corrida concurso de ganaderías, y ensalzó también el cariño y pasión que mutuamente se profesaron Manzanares y la afición de Sevilla, «incluso de toda Andalucía, porque él tenía un sentimiento especial, muy del sur; cuando toreaba en Sevilla, le gustaba darse sus paseítos antes de torear, y la gente le reconocía y le piropeaba». Especial emoción destilaron sus palabras de reconocimiento hacia Yeyes Samper, esposa durante muchos años de Manzanares, «que supo estar en momentos muy difíciles a su lado», reconoció González.

Aunque no tuvo sitio en la mesa, Benlloch cedió también la palabra a Vicente Ruiz «El Soro», que se encontraba entre el público. Para el torero de Foios, «lo que más me impresionó siempre de Manzanares fue su disciplina, su espíritu de sacrificio a la hora de entrenar todos los días», y recordó también cómo acabó con un brindis del torero fallecido ante unos amigos aquella disputa en la que llegaron a las manos una tarde de toros en Valencia, «fruto de un error mío de soberbia juvenil».

Para cerrar el acto, el hijo mayor del torero homenajeado, José Mari Dols Samper «Manzanares», visiblemente emocionado, agradeció al público su presencia y, sobre todo, a los compañeros y amigos de su padre que le dedicaron tan elogiosas palabras. «Yo todo lo que sé se lo debo a él, pero nunca podré superarle como torero», reconoció. «Desde muy pequeñito comencé a acompañarle y conozco perfectamente todos los sacrificios que hacía por amor a su profesión». Finalizó su intervención agradeciendo la despedida que los alicantinos ofrecieron a su padre tras su muerte el pasado 28 de octubre.

Antonio Joaquín Manresa y Yaneth Giraldo, números 4 y 5 de Ciudadanos en el ayuntamiento de Alicante y miembros del nuevo gobierno municipal, acudieron al acto.