El diestro José María Manzanares, hijo, ha afirmado en un coloquio-homenaje a su padre, del mismo nombre y fallecido en octubre de 2014, que su progenitor fue un "espejo y referente" de generaciones "de lo que tiene que ser un torero".

En declaraciones a los periodistas antes del homenaje con unas 300 personas que han abarrotado el salón de actos del Club Información, y acompañado de su esposa y su hermano Manuel (rejoneador), Manzanares ha asegurado que se trata de un acto "muy emotivo" ya que su padre "se merece todo por su carrera y por cómo era".

Para el joven matador alicantino, Manzanares padre ha sido "alguien muy grande, de verdad", porque ha sido "torero espejo, referente, no sólo a nivel de técnica sino también por estética, por forma de ser, por lo que tiene que ser un torero".

"Ha sido un referente para muchísimas generaciones porque su carrera ha sido muy larga, y entonces creo que se le recordará durante toda la vida", ha subrayado emocionado antes de confesar que personalmente para él ha sido "lo mas importante de mi vida, no sólo como padre sino profesionalmente igual".

Ha agradecido que la tierra de su padre, Alicante, le recuerde durante un día y que hayan participado "compañeros que le conocían y le querían" y que también se le vaya a rendir tributo en la próxima feria de Hogueras.

Preguntado por Efe sobre la llegada al ayuntamiento de Alicante de un tripartito en cuyo gobierno hay concejales que se han declarado antitaurinos, Manzanares hijo se ha limitado a comentar: "Sí, lo sé. Vamos a dedicarle estos momentos a mi padre".

Entre los diestros que han acudido al homenaje en Alicante del conocido como "torero de toreros" han estado Víctor Méndez, 'El Soro', 'El Litri', Finito de Córdoba, César Rincón y Dámaso González, éste último el matador que más paseíllos compartió en los ruedos con José María Manzanares.

También han participado, entre otros muchos, el ganadero Manuel González y José Luis Benlloc, director de la revista Aplauso, que ha dirigido el coloquio, que ha introducido comentando que "estas primeras Hogueras (feria) sin el maestro se aprestan a rendirle homenaje".

Víctor Méndez le ha recordado como "un pura sangre del toreo" y ha repasado algunos episodios compartidos, como el día que Manzanares abrió por primera vez la puerta del Príncipe de Sevilla y "cómo le brillaban los ojos".

Méndez ha asegurado que el diestro alicantino "es imposible de olvidar" porque ha dejado "un recuerdo imborrable de momentos de arte".

El Soro ha recordado su "rifirrafe" con Manzanares en el ruedo -"metí la pata porque por cuestión de un quite le falté el respeto"- y ha añadido que poco después, en la finca de un ganadero en Povedilla (Albacete), se reconciliaron hasta siempre.

Para El Litri, Manzanares era "un gran líder, con mayúsculas" y ha recordado que, cuando coincidían en la plaza, éste le "transmitía una forma de torear" que él intentaba imitar por su "pureza y autenticidad".

Dámaso González ha rememorado de su antiguo compañero "su mano", que dirigía con naturalidad al toro con "plasticidad", mientras que César Rincón ha asegurado que era un verdadero "ídolo" al que aspiraba a emular.

Finito de Córdoba ha desvelado que cuando era niño tenía una pared llena de fotos de Manzanares, de la que ha destacado una faena en La Malagueta de Málaga junto a Curro Romero.

El ganadero Manuel González ha recordado diversos pasajes de la carrera de Manzanares, de quien ha dicho que el apodo de "torero de toreros" era totalmente merecido por su forma de entender este arte, y ha lamentado que "Dios se lo haya llevado muy prontito".

Tras estas intervenciones, José María Manzanares hijo ha agradecido los elogios y ha asegurado que su padre apreciaba "a todos" los compañeros de profesión, y "de todos" ellos apreciaba cualidades que le enseñaba a él de niño para que aprendiera.

Con lágrimas en los ojos, ha sostenido que su padre tuvo mucha disciplina porque "lo más importante para él era su profesión y estar preparado" y ha añadido que para él ha sido "el mejor" y que le tiene "presente todos los días".

El 28 de octubre de 2015, José María Manzanares (Alicante, 1953) falleció inesperadamente por causas naturales cuando se encontraba en su finca de Extremadura, y posteriormente se instaló en la plaza de toros de Alicante una capilla ardiente por donde le dieron su último adiós más de 5.000 personas.