Como un error calificó ayer Juan Antonio Iniesta, representante en Alicante del grupo americano CineMar Partners, la posibilidad de que el pliego de condiciones para su venta no contemple la exigencia de que el complejo siga funcionando como un centro cinematográfico. «Debemos reivindicar que estos estudios no se conviertan en un casino o en un almacén porque están diseñados así por algo, no porque se le antojara a alguien sino porque contempla todos los servicios que ofrecen unos estudios de cine».

En su opinión, «es difícil» de entender desde fuera que se pueda vender en lotes, tal como anunció el martes la número dos de Cultura en la Generalitat, Julia Climent, y que «a cada uno de ellos se pueda dar un uso diferente», al tiempo que critica que el Centro de Estudios pueda acabar en manos de la OAMI «para usos administrativos» y que el Ayuntamiento de Alicante quiera convertir uno de los edificios del complejo en un palacio de congresos, tal como confirmó Climent.