Mikel Amiano trabaja en una residencia de ancianos, David Cárdenas da clases en una Universidad de Corea del Sur y Pepe Aracil busca trabajo en una librería. Los tres son jóvenes arquitectos, de 32 y 33 años, que estudiaron la carrera pensando que iban a estar sobrados de trabajo. Unos años después les faltan proyectos pero les sobra sentido del humor y han decidido canalizar su imaginación por la vía del cómic creando el Fanzine de Arquitectura Ibérica (FAI), cuyo segundo número se presenta hoy a las 20 horas en la galería alicantina Parking Gallery.
«Nosotros estudiamos Arquitectura en plena burbuja inmobiliaria y acabamos en plena crisis viendo que la situación había cambiado, que trabajo había poco y que nos tocaba reinventarnos, ver qué íbamos a hacer con toda esa formación que nos habían dado», explica David Cárdenas, artífice del fanzine junto a Mikel Amiano.
En estas circunstancias, «y como somos un poco artistas y estamos acostumbrados a hacer muchos dibujitos -añade David- dijimos: "¿Por qué no dibujamos algo de lo que estamos pasando?" Los fanzines están resurgiendo y vimos que podíamos hacer uno, no sobre la arquitectura con mayúsculas, sino que la toque de forma tangencial y hable de lo que nos pasa, de la incertidumbre general que pueden tener otras personas que acabaron sus carreras y no acaban de cuajar en lo suyo».
Después de un año, reunieron lo que habían hecho y autoeditaron el primer número de FAI, del que sacaron cien ejemplares. Para el segundo número -que se vende a 15 euros- han contado con el apoyo de una imprenta en Madrid y han editado 500 unidades.
El fanzine es una caja de sorpresas con varios desplegables en forma de cómic, «queríamos que no fuera una revista ni todo igual, estudiamos mucho el formato y el tipo de caja que queríamos hacer. Somos de la generación de coleccionables y creemos que en la época de Internet, el papel ahora cobra valor».
En este número ha colaborado Pepe Aracil, arquitecto en paro, que busca trabajo «aquí y allá, ahora en una librería o algo parecido». Pepe ha utilizado su pasión por el cine y la literatura para incluir en el fanzine una guía de 25 arquitectos de ficción (Quiméricos constructores, se titula), que incluye desde profesionales con súper poderes hasta asesinos y donde «el tipo malo es que predomina».
Mikel incorpora un cómic mudo (Vida de Robinson) acompañado de una guía de lectura, en el que ofrece una «perversión» de Robinson Crusoe, encarnado por un arquitecto de mediana edad donde «revisito el rol del arquitecto, que ridiculizo mucho, con el mito de Robinson», apunta este joven padre que trabaja en la recepción de una residencia de tercera edad y en el anterior número ya dio cuenta de ello: «Un profesional de la arquitectura parece algo serio y me vi en la residencia con los mayores y me puse a hacer el cómic a ver si lo entendía. En realidad es una herramienta para encajar lo que pasa: unos ejercen la profesión en el extranjero, otros por cuenta ajena, otros en paro e intentando reinventarse y entre tanto hacemos cosas que no nos dan de comer pero que nos ilusionan».
David también ha creado un Test de inteligencia emocional para los jefes, extraído de la experiencia propia y de amigos, y ofrece consejos para cuando uno se hace autónomo, como encontrar un amigo que te ayude a declarar el IVA. «Convertimos el drama en comedia, todo con humor y mucha ironía e intentamos desmitificar la carrera», apunta David, que da clases en la Universidad de Soongsil, en Corea del Sur.
Pepe opina que «cuando estudiábamos nos hicieron crecer el ego, aunque nunca nos creímos la figura del arquitecto que triunfaba, sino la de alguien que sueña algo y lo ofrece a la sociedad».
