La experiencia es un grado y en este caso también una garantía. No solo porque es director de cine y teatro o porque creó en 1989 el Festival de Cine de Alfaz que dirige desde entonces, sino porque es la cuarta ocasión en la que se pone al frente de la gala de entrega de a 29 edición de los Goya. Por eso, el alicantino Juan Luis Iborra afronta este reto con tensión pero también con la seguridad de moverse en terreno conocido.
Será el próximo 7 de febrero cuando el Centro de Congresos Príncipe Felipe se convierta en escaparate de esta fiesta del cine español. Y su artífice será de nuevo el realizador alfasino que durante unas horas estará «detrás del escenario, con mucho estrés». Aunque no desvela cuál será la estructura del acto, tiene claro que «cuando hago estas cosas, lo que preparo es algo que me guste mucho a mí».
El hecho de que sea precisamente gente del cine y del espectáculo quien esté al otro lado supone cierta presión, aunque «se te olvida enseguida porque si no, no puedes trabajar; la presión la tienes en el momento en que te lo ofrecen, luego tienes que olvidarlo». Eso sí, «el directo te da una adrenalina que cuando acabas es como si te hubiesen dado una paliza».
A partir de mañana, día en que las actrices Marian Álvarez y Blanca Suárez, y el director Kike Maillo darán a conocer los nominados a los Goya, comenzarán los preparativos de la gala y Juan Luis Iborra tomará las riendas una vez más, tras hacerlo en 2001, 2003 y 2004. Y el humor, como no podía ser de otra forma, será parte importante del espectáculo. «El humor hace que todo sea mucho más llevadero y es importante para todo en la vida». Lo tendrá fácil con el presentador de este año, Dani Rovira. «La última gala fue todo un lujo, porque la presentaron Montserrat Caballé, Maribel Verdú y Antonio Resines; ahora presentará Dani Rovira y yo confío mucho en él y en sus posibilidades, además es un tío majísimo», asegura el director de películas como Boca a boca o Por qué le llaman amor cuando quieren decir sexo.
Para la crítica política, afirma, no habrá hueco. «Es importante la crítica pero hacia nosotros mismos. En ninguna de las galas que yo he dirigido ha habido crítica política, pienso que de eso se ha abusado mucho y que esa gala no es el momento para hacerlo». Además, cree que «lo difícil es ser original, aunque siempre hay algo nuevo». No obstante, «no hay que olvidar que es una gala en la que se entregan casi treinta premios y la gente sube a recogerlos, en definitiva es eso, pero hay que romperse la cabeza para ser distinto».
Su aportación, afirma, pasa por su propia experiencia. «Creo que sabré aportar más tranquilidad porque sé el manejo de todo el mecanismo entre cajas; ahí trabaja mucha gente y si dentro funciona todo bien pues lo de fuera también va mejor».
Juan Luis Iborra se considera afortunado porque dirige la entrega de estos premios justo el año de mayor recaudación del cine español de los últimos tiempos. «Y no solo por una película sino por muchas, por eso hay que celebrarlo y los Goya son el escaparate perfecto para hacerlo... además espero que estén nominadas todas las películas que han hecho subir la recaudación».
También destaca que ha tenido «suerte» porque por primera vez en muchos años se vuelve a celebrar en sábado, en vez de en domingo que le restaba audiencia. «La suerte ha estado de mi parte; yo todas las que he hecho han sido en sábado, luego la cambiaron a domingo y ahora vuelvo yo con el cambio otra vez; desde luego el sábado es mejor día porque la gente puede quedarse hasta el final». Y otro guiño de la fortuna. Será su primera gala sin publicidad, «y hacerla de tirón facilita mucho las cosas».
Lo peor llega el día después, cuando hay que asumir las críticas. «No pienso en ello, si me gusta y estoy contento pues de doy por satisfecho, pero la crítica siempre puede estar y tiene todo el derecho a hacerlo, aunque yo nunca he tenido malas críticas».
También participará en esa gala el iluminador alicantino Juanjo Llorens, que colaborará con los técnicos de TVE en los dos números musicales de la gala.
