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Diario de un ocioso

Elogio y refutación del rito

Elogio y refutación del rito INFORMACIÓN

Cosecha 2014

Domingo, 21/12/2014. Cine. Título: Edificio España. Director: Víctor Moreno. Filmin. Alquiler: 2,95 euros.

Me temo que mi relación con las salas de cine está tocando a su fin. Si tenía alguna esperanza, la he ido perdiendo. Si en algún momento soñé que los cines de titularidad pública de la provincia cumplirían con la primera y única razón de su existencia -exhibir en condiciones óptimas aquellos filmes que el mercado desdeña-, voy abandonando mi condición de durmiente. Hasta no hace mucho, ganar el premio gordo de un prestigioso festival de cine aseguraba, al menos, su estreno en Alicante. Y así pudimos ir construyendo un relato propio de la filmografía de un tal Zhan Yimou, de un tal Kitano o de un tal Moretti. Eso se acabó. Por primera vez desde que me asiste la memoria, el éxito artístico y su difusión por cientos de medios de comunicación de todo el mundo no asegura una distribución razonable. Aún me quedan decenas de películas por ver. Solamente la producción anual de documentales es abrumadora. Y a ello voy.

Altar

Lunes, 22/12/2014. Santamaca, Alicante. Fotografía. Autora: Imogen Cunningham. En colaboración con La Fábrica.

Como esos pucheros tempranos (de ebullición lenta y segura) que borbotean en la lumbre y en cortas arremetidas extraen el sabor de cada ingrediente, en Alicante se van cocinando y presentando nuevos espacios que invitan a la esperanza. Una vez asumida la querencia por la herrumbre y el abandono planificado de lo que un día fue o pudo ser pero que ya no es -Casa Mediterráneo, Fundación CAM-nos queda la iniciativa privada de servicio público -no encuentro mejor modo de definir espacios que atesoran valores que sobrepasan los del simple comercio- para intentar conformar un futuro mejor para todos. Ya estaba cerrado el local cuando he bordeado su esquina. Pero quedaba, en suspensión, a modo de reliquia o altar, una pieza de guardia para dar servicio en caso de urgencia estética o expositiva.

Ingenio

Martes, 23/12/2014. Revista: El estado mental. Formato digital para tableta. Precio: 3,99 euros.

La ausencia de método, una manifiesta e interesada desmemoria y un pronunciado estado de laxitud y letargo me han obligado a renunciar a elaborar un listado de libros, películas, discos o fechorías que pudiesen servir como capitulación del año que acaba. A lo que no he podido ni he querido renunciar es a dejar testimonio de las tres salidas, de las sentencias más ingeniosas, sabias y crueles que he escuchado estos meses. La primera, no sabría datarla. Debió de ser en primavera, a la hora del aperitivo. No sé a cuento de qué ni para justificar qué decisión, mi amigo M. pronunció la frase con la que su madre bendecía los alimentos una vez que toda la familia se sentaba a la mesa: «Lo que no te guste, lo apartas». No se me ocurre un enseñanza mejor para manejarse por la vida y con la especie. La segunda fue en Cuenca, durante las vacaciones de agosto. P., natural de un pequeño pueblo de la serranía murciana, contó un trágico suceso. La prima hermana de su madre tiene un marido que tenía un sobrino que tuvo a bien suicidarse. Cuando el marido de la prima hermana de su madre llegó a su casa y anunció que el muchacho se había ahorcado, la prima preguntó: «Pero, ¿entero?». A lo que su esposo respondió: «No, de cintura para abajo». La última fue hace unas semanas. Había ido a la librería a comprar el último número de esta revista pero ya se había vendido. R. y yo fumábamos y charlábamos. Imagino que de cualquier cosa. Del desaliento laboral, del descuido institucional y de la permanente (y estéril) exaltación de la cultura, por ejemplo. Y ante el panorama sin panorama ni horizonte, R. recordó algo que decía un vecino de su Jaén natal: «Pues más palante hay más». Casi me trago un libro de la risa. Hay quien encuentra en este tardotremendismo una señal inequívoca de nuestro retraso civilizatorio y de nuestra ineficacia social y política. Es posible que así sea. Pero también es probable que esta incapacidad para mostrarnos estúpidamente optimistas, laboriosos y vitales; esta asunción de la condición tragicómica de la vida, este no querer o no saber sujetarnos permanentemente a los dictados de la razón ilustrada sea, en parte, lo que a día de hoy haya evitado que un tipo cualquiera -visto lo visto y lo que le queda por ver- agenciado con una escopeta, se haya llevado por delante a 30 paisanos que hacían cola en el supermercado. En un día de frustración y furia cualquiera, claro.

Toumani

Miércoles, 24/12/2014. Disco: Toumani & Sidiki. Artista: Toumani Diabaté. Vía: Spotify.

No hace mucho tiempo descubrí que los discos que más me gustan se me resisten a lo que cabría denominar como escucha activa. Los oigo sin escucharlos. Empiezan, prosiguen y acaban sin el concurso de mi conciencia. Por lo general, es preciso que pasen semanas, meses o incluso años hasta que terminan de permearme. Algo parecido me ocurre con la poesía. Me traslada a un no tiempo y a un no lugar, a una especie de cinta trasportadora en la que principio y fin se difuminan. Aún ando a medias con los tres últimos trabajos de Toumani Diabaté en los que, sólo o en compañía de otros, irremediablemente me pierdo y me encuentro. Para, rápidamente, perderme de nuevo.

Rito

Jueves, 25/12/2014. Libro. Título: Washington Square. Autor: Henry James. Editorial: Alba. Precio: 24 euros.

El rito, un rato. Y la tradición, mientras cumpla su función. Todo lo demás: o sobra, o falta o molesta o su contrario. Como no me seducía la idea de pasar el día de Navidad en una impredecible comida con mi extensa y disparatada familia materna y terminar, probablemente, sometido con la mayor o la menor de las sutilezas a un tercer grado sobre mi situación laboral, económica, sentimental y sexual, he optado por quedarme en casa y leer de un tirón esta novela. Ante la duda, James. Henry, Henry James. Porque en estas fiestas tan entrañables la familia es muy importante. Tan importante, que es preciso intuir cuando es mejor prescindir de ella.

Canto y denuncia

Viernes, 26/12/2014. Malanga, Elche. Artista: Niño de Elche. Entrada libre.

Sobre el papel era la peor de las opciones posibles. Sobre los hechos, resulta ser una apuesta arriesgada pero fértil. Nacer en Elche, ser cantaor, formarse en Sevilla, adquirir un extenso y solvente conocimiento del flamenco clásico para luego romper (con premeditación, descaro y alevosía) un penúltimo molde y declinar en un juglar posmoderno que armoniza y versa las 10.000 injusticias y abusos que en el mundo son, no es, imagino, lo primero y principal que una madre desea para un hijo. Una oficina, un mostrador, una cátedra o un taller, a priori, anticipa un número menor de sobresaltos y fatigas. Pero de momento, va ganando. Y con él, ganamos todos. O quizá sea más exacto decir que perdemos igual, pero mejor. Porque como en el cante, toíto lo traemos andao y toíto se nos vuelven pérdidas. No todo lo que hace me place. Pero prevalece siempre una, necesaria e insobornable, intención creadora. Lo que es mucho y bastante. Y ha sido más que agradable compartir la velada con mi querido M. y encontrarme de nuevo con la belleza resolutiva y segura de P. En un lugar cómodo y cercano desprovisto de esa impostada solemnidad que, a menudo, tanto me distrae. Como no entra en mis planes ingerir nada que no lleve impreso en su etiqueta el sello de calidad de la OMS, me temo que seguiremos por aquí el próximo año. Feliz 2015.

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