Una delgada línea separa el erotismo del romanticismo, aunque hay historias que también se ven envueltas en ocasiones con lo fantástico y sobrenatural (vaya como ejemplo los vampiros amorosos de Crepúsculo). En cualquier caso, hace ya tiempo que la novela romántica dejó de ser un género menor, encasillado a determinados públicos y aparcado al mero entretenimiento. Porque... ¿Qué hace que una novela sea más intelectual que otra?

El I Encuentro de Novela Romántica de Alicante viene a responder y retomar algunas de estas cuestiones, en una iniciativa impulsada por el escritor alicantino Leo Mazzola y con la autora ilicitana Arlette Geneve, finalista del Premio Planeta del 2008, como madrina.

El evento, abierto a blogs literarios, lectores y autores interesados, contará con otros escritores invitados como Andre P. Muñoz, Elena Montagud, Lorraine Cocó, Mar Cantero, Ness Belda, Patricia A. Miller y Verónica Martínez. También asistirán foros especializados, como el alicantino Libro durmiente, y el ilicitano Turalitera, el próximo 20 de diciembre en el centro Imaginalia.

«Lo habitual son ponencias y debates, pero hemos apostado por hacer algo más atractivo, con presentaciones de libros, proyectos y también queremos apoyar a autores jóvenes que puedan darse a conocer», explica Leo Mazzola, arquitecto en paro que, ante la crisis, apostó por la creación literaria a la espera de tiempos mejores. «Otro de los temas que abordaremos será el de la autoedición, ya que las editoriales no apuestan por este mercado a no ser que seas muy conocido», agrega.

El propósito de la organización es que Alicante se sume al circuito de grandes citas de la literatura romántica, como el ya existente de Málaga (Jornadas Ándalus Romántica), Madrid (Encuentro de Novela Romántica) o Barcelona (Club Novela Romántica).

¿Pero hay mercado en el género de la novela romántica? «Es un género mayoritario que se vende muy bien, sobre todo en países como Inglaterra. Con todo, parte de la crítica nos sigue considerando un género menor, pese a que un género por sí mismo no puede marcar una calidad literaria. Padecemos el estigma de las novelas de Corín Tellado, algo muy rosa y para gente con escaso nivel cultural. Pero eso ya no es así», concluye Mazzola.