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Maestro de maestros

La Fundación Indalecio Prieto publica un libro en el que reivindica la memoria del político y pedagogo alicantino Rodolfo Llopis, presidente del Gobierno de la República española y secretario general del PSOE y de UGT en el exilio durante casi 30 años

Rodolfo Llopis, pedagogo y político, libro de reciente publicación bajo el sello de la Fundación Indalecio Prieto, viene a reconocer, recordar y rescatar la memoria y legado del dirigente político alicantino que, con mayor significado, ha contribuido en la educación española de los últimos 100 años.

Con investigaciones y artículos de los profesores Bruno Vargas Azemat y Alfredo Liébana; Beatriz García (Fundación Pablo Iglesias); y Alonso J. Puerta (presidente de la Fundación Indalecio Prieto), esta publicación aborda distintos aspectos de Rodolfo Llopis como su activa colaboración con la prensa de la época para la divulgación pedagógica; su papel decisivo en la eliminación del analfabetismo y su aportación fundamental para la definición de los artículos sobre la educación en la Constitución republicana; sus relaciones y amistades con las altas instancias del Gobierno, como Indalecio Prieto, Largo Caballero, Manuel Azaña, Negrín o los ministros Fernando de los Ríos y Marcelino Domingo (con los que trabajó cuando asumió la dirección General de Educación); su importante participación en la evacuación de exiliados al término de la Guerra Civil de las comitivas socialistas de Alicante y Valencia a Orán, al estar en contacto con los colectivos y federaciones sindicales francesas que inyectaban los fondos necesarios; y, por supuesto, la coordinación y gestión política cuando es designado presidente del Gobierno de la República española y secretario general del PSOE y UGT en el exilio durante casi 30 años.

«Él tenía la absoluta convicción de qué necesitaba el país, y era además un hombre muy práctico cuando otros apuntaban a la teoría. No consiguió una solución total, pero sí un avance importantísimo sobre una idea: la educación es una herramienta de construcción de ciudadanía», señala el investigador y profesor Alfredo Liébana, autor de uno de los artículos que integran este libro. «Fue una persona capaz de organizar y liderar un gremio tan difícil como el de las escuelas, e hizo un trabajo extraordinario porque se rodeó con gente que había estado en Europa y tenía claro por dónde llevar a España: de hecho, España se pareció más a Europa por su trabajo que en cualquier otro momento», agrega.

Rodolfo Llopis, maestro de maestros, fue elegido diputado por Madrid y Alicante (por entonces, se podía optar a más de una circunscripción) en 1931, 1933 y 1936, aunque finalmente renunció a la capital para mantenerse ligado a su ciudad y provincia natal. Decisión que, en absoluto, no le impidió codearse con los dirigentes del Gobierno y los primeros puestos políticos de relevancia, al tiempo que trabajaba con los colectivos y federaciones más cercanas.

«Cuando llegó a la dirección General de Educación, tenía un amplio conocimiento de lo que se había hecho en otros países por una beca de estudios en Francia, con la que estuvo dos años. Por eso, para él, fue muy fácil hacer en poco tiempo lo que había funcionado en otros países, tanto en la construcción de escuelas como en las reformas del magisterio», apunta Liébana, quien destaca además su colaboración en los periódicos como articulista y periodista: «Ayudó en traducciones y mediaciones para que pedagogos de habla francesa publicaran en España».

En 1947, Llopis fue nombrado presidente del Gobierno de la República en el exilio, «porque era en quien más confianza tenían, y porque había trabajado con Fernando de los Ríos, Indalecio Prieto y Largo Caballero, los tres grandes líderes del socialismo, siendo su mano derecha. Y se enfrentó a Negrín, aunque formó parte de su grupo parlamentario».

Pese a su amplia trayectoria en el mantenimiento de la democracia como secretario general del PSOE y presidente de UGT en el exilio en Francia, en coordinación además con otros centros y grupos españoles como el de Mexico, además de todo lo hasta aquí anotado, Rodolfo Llopis continúa siendo hoy un dirigente político y pedagogo apenas reconocido. «Cuando estamos en una situación de confusión política como la actual, no está de más comprender lo que ha costado hacer cada una de las cosas que tenemos a nuestro alrededor. Porque muchas veces no somos conscientes de las cosas que hay por el camino, como Llopis, porque los dirigentes comunistas tuvieron un homenaje en el proceso constituyente y Rodolfo Llopis, en cambio, estuvo totalmente alejado de aquello y fue injusto», concluye Alfredo Liébana.

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