Cine y literatura

Domingo, 15/06/2014. Cines ABC, Elche. Película: Las dos caras de enero. Director: Hossein Amini. Entrada: 8,10€.

Tres son las adaptaciones al cine que prefiero de las obras de Patricia Highsmith: Extraños en un tren, El amigo americano y A pleno sol. Esta película, estando bien, carece del suficiente trasfondo turbio, taimado y desasosegante de las novelas de la autora.

Cine y memoria

Lunes, 16/06/2014. Libro. Título: Mi último suspiro. Autor: Luis Buñuel. Editorial: Debolsillo. Precio: 9,95€.

Yo, desde niño, siempre tuve mucha querencia por Francia y el francés. El idioma, digo. No empecemos ya. Entonces se estudiaba en el colegio. Y cuando tenía 12 o 13 años estuve en Toulouse alojado en casa de una familia por aquellas cosas de que aprender otras lenguas era muy importante. Luego, durante el bachillerato, ya sólo se estudiaba inglés y lo fui olvidando. Me sigue gustando. Y aún pillo algo. Hace dos o tres años lo volví a intentar. Hice todo el tedioso y complejo proceso que se precisa para poder obtener una plaza en la Escuela Oficial de Idiomas. Al final la conseguí. Me matriculé y me compré los libros, la libreta y los bolígrafos nuevos. Como los niños chicos. Aguanté una clase. Nada más entrar pensé «Joder, esto es la escuela de La casa de la pradera.» Allí estábamos lo mejor de cada casa. Entre los 16 y los 65 años de edad. Cuando la profesora preguntó -por ir calentando- cuál era el símbolo de Francia un muchacho que debía estar cursando la ESO y que tenía por bigote una pelusilla infame, respondió «Le coq sportif». Me piré. Y hasta hoy. Me gustan los idiomas por su sonoridad y me disgustan por esa misma razón. De ahí que nunca haya sucumbido a las consignas aquellas de que para tener un futuro laboral primero había que aprender inglés, luego alemán, luego chino y ahora vete a saber qué. Tendría 18 o 19 años cuando me hice socio del Cine Club Luis Buñuel de Elche. Me costó un montón acostumbrarme al tono agudo -así me lo parecía a mí- del cine japonés en versión original subtitulada. Luego me hice muy aficionado. En esa época -¿1991?- empecé a ver cine francés con más asiduidad. Allí conocí a Chabrol, Tavernier, Rohmer o a Blier. Durante esos años iba al cine 4 o 5 veces por semana. No sé cómo lo hacía. Sólo sé que lo hacía. Leyendo las memorias de Buñuel uno toma conciencia de lo poco interesante que está resultando lo que llevamos de siglo si lo comparamos con el mismo periodo del s. XX. Y de las pocas posibilidades que existen hoy, por tanto, de tener una biografía semejante. Sí, París era una fiesta. Y un disparate creativo de primer orden. Cine, poesía, novela, arte. Surrealismo, ultraísmo, dadaísmo, comunismo. Y a todo meter. Y la Paramount y México. Leed y comprenderéis.

Cine y urbe

Martes, 17/06/2014. Cine. Película: Frances Ha. Director: Noah Baumbach. Filmin. VOSE. HD. Alquiler: 2,95€.

Una buena comedia urbana generacional es lo que es Frances Ha. Si acaso eso existe. Un especie de posFriends. Si acaso eso existe. Moderneo, postureo y bohemia pagada por papá o mamá puestas en solfa. Vitalista, amable, torpe, risueña y encantadora. He terminado ligeramente enamorado del personaje. Todas somos un poco Frances. Y todos. Ellos también.

Cine e historia

Miércoles, 18/06/2014. Serie. Título: The story of film. Director: Mark Cousins. Filmin. VOSE. HD. Alquiler capítulo: 1,95€.

Entender, entiendo. Comprender ya me cuesta más. Entiendo la motivación, la intención y el objetivo final que persiguen algunas afirmaciones. Comprender su éxito y su aceptación me resulta más difícil. Últimamente se asevera, con cierta frivolidad, que el mejor cine se está haciendo en la televisión. En las series de televisión, concretamente. Salvaje disparate. En el mejor de los casos habría primero que clonarse, después asistir a los 6 o 7 principales festivales del mundo -de Cannes a Sundance- para, a continuación, dejarse las córneas de 8 de la mañana a 12 de la noche viendo películas. Y ni aún así. Secciones oficiales, secciones paralelas, ciclos temáticos, filmografías: inabarcable. Cientos de filmes en 10 o 15 días. Y aún si esto fuera posible, siempre quedaría por ver todo el cine que no ha pasado el filtro -la selección, en realidad- que define a cada certamen. Lo dicho: imposible. A poco que se intente uno entiende, pronto o tarde, que una vida no da para tanto. Que es más cómodo o interesado pensar o afirmar esto o lo otro, sí. Que es cierto, no. Encuentro fascinante esta serie. La historia del cine contada sin sucumbir a la tentación historicista. Estableciendo puentes y conexiones. Con ritmo, criterio, imágenes e invitados de lujo.

Cine y música

Jueves, 19/06/2014. Música. Disco: Preisner Music (Best of). Autor: Zbigniew Preisner. Spotify.

El cine empezó a verse como cine cuando se pensó como cine. Y el cine empezó a verse como arte cuando se pensó como arte. Es conocida la aversión y el rechazo de John Ford a ser reconocido como artista. La de él y la de muchos otros. Se trataba tan sólo de un oficio dentro de una industria que mayormente era un negocio. La responsabilidad de entender la sucesión de fotogramas como un ejercicio de arte y ensayo es más una creación europea que americana, a pesar de que algunos de los grandes directores de la historia de Hollywood fueron emigrantes originarios del, ahora sí, viejo continente. No alcanzo a saber si legales o ilegales. Con o sin papeles. Imagino que sería similar a lo que hoy ocurre con el fútbol: si eres una estrella africana del balompié entras por el aeropuerto y si no saltas la valla. Lo primero dura 24 horas y, a cambio, recibes varios millones de euros. Lo segundo dura una eternidad y lo más probable es que empieces pagando. Ford era un tipo resueltamente antipático, hecho que agrandaba y fortalecía que durante parte de su vida llevase un parche negro tapándole un ojo. Algunos teóricos del cine -críticos y directores a la vez- consiguieron arrancarle algunas entrevistas. Y, cuando la cosa no le apañaba, se despachaba haciendo un fernandofernángómez. Dejó dichas cosas muy ingeniosas. Bastante cercanas al exabrupto. Entre mis favoritas está su opinión sobre la música en el cine. Sobre su uso, en realidad: «No me gusta ver a un hombre en el desierto, muriéndose de sed, respaldado por la orquesta de Filadelfia». Lo he recordado al volver a escuchar la música de Preisner. Compré la banda sonora de la película Azul de Kieslowski después de verla en Valladolid, durante la Seminci, en un viaje que hice con mi amigo M. Y me gustaba mucho. Hoy la he encontrado pretenciosa y afectada. Sin recato. Con un énfasis permanente. Como si todo el rato me dijese «Llora, llora».

Cine y estrenos

Viernes, 20/06/2014. Cine. Título: Mademoiselle C. Director: Fabien Constant. Filmin. VOSE. HD. Alquiler: 2,95€.

El cine ha muerto. O, en el mejor de los casos, agoniza. Lo llaman cine aunque es realidad es vídeo. Lo dijo Tarantino durante el último Festival de Cannes: ahora ir al cine es como estar en el salón de tu casa, sólo que más grande. Aguantaremos. Hoy, viernes, no se estrena nada de interés. Habría que desplazarse a Alicante -que está tomada por las fiestas- y atravesarla en helicóptero para ver algo decente. Cansado de conducir y de costear entradas, parking y gasóleo para ver películas dobladas con la misma calidad que en mi televisor quizá, un día, termine aceptando la derrota. Mientras tanto, sólo os pido un favor. Más cine. Un poco más de cine, por favor. Recordad: es mejor pedir que robar. Y que el que avisa, no es traidor.

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