¿Lo mejor de su trabajo?

Pues que puedes trabajar donde quieras, y puedes hacerlo aquí o en Argentina. Yo lo hago en Granada porque es mi ciudad y porque me encanta. Y lo peor es como cualquier otro trabajo, que no tienes tiempo para nada. Son muchas horas, dedico hasta 10 o 12 diarias, aunque eso también depende de la magnitud de las páginas o de la inspiración.

¿Feliz con su sueldo?

Pues sí, la verdad, porque en el extranjero se gana más y mejor. Vamos, que en España se gana ahora una cuarta parte que lo que te dan en el extranjero. También todo esto tiene que ver con la editorial, el formato... no sé, es como si haces un cómic manga en España, está claro que no te dan el mismo dinero que si lo haces en Japón.

¿El dibujante se documenta, como está obligado el guionista?

Por supuesto, a ti lo que te dan es el guión y a partir de ahí te tienes que buscar la vida. Por ejemplo, si en el cómic aparece el Museo del Louvre, de París, y no has estado en tu vida, puedes tiras de Google y observas cómo es para reflejarlo. O si tal secuencia está ubicada en un lugar concreto de Nueva York... Puedes servirte de Google, pero también tienes que llevar a cabo una interpretación de la realidad.

¿Cree en el cómic digital?

Piensa que los niños que se han criado entre pantallas son diferentes a nosotros, y eso de leer tus cómics y dejarlos en la estantería se va a ir deteriorando. El niño al final te dirá señalando a la pantalla eso de «para qué quiero un cómic de papel, si aquí se ve mejor». No se sabe bien cómo será esta transición, aunque yo solo espero que las historias se sigan contando.