«En una batalla nada puede sustituir a la victoria. Hay que destrozar al rival en el campo». Lo escribía Manu Leguineche en la última opinión que firmó en el diario INFORMACIÓN, el 25 de junio de 2002. Hablaba de fútbol, del Mundial de Corea, y la tituló Mundialis horribilis. Con ese título ponía nombre también a su propia trayectoria en la que recorrió el mundo para confirmar que la mitad de la humanidad es capaz de realizar las mayores atrocidades contra la otra mitad. Él fue testigo de muchas de ellas para asumir la misión de contarlas y difundirlas.

Y en este periódico dejó reflejado lo que vio, lo que oyó y lo que le contaron a través de sus crónicas en las que relató para los lectores de INFORMACIÓN, desde los más lejanos rincones del planeta, los conflictos más destacados que sucedieron entre 1984 y 2001. A lo largo de esos diecisiete años, Manu Leguineche firmó los mejores relatos periodísticos que se han realizado en nuestro país desde lugares como Pakistán, Líbano, Nueva York, Rumanía... Tampoco se quiso perder la guerra del Golfo, cuyo inicio le pilló ya en pleno Bagdad, de donde tuvo que ser evacuado junto a otros periodistas de diferentes países.

Todo ello a través de las diferentes agencias de noticias que el mismo creó e incluso dirigió en muchas ocasiones. Gracias a su trabajo, estas páginas pudieron abrir sus ojos al mundo para ofrecérselo a los lectores.