Ir a comer a un lugar que no sólo no conoces, sino que no sabes dónde está hasta el día de la cita y que acaba siendo un domicilio particular puede ser una experiencia única e íntima. Acudir a casa de un amigo y ver cómo de la cocina sale un camarero que te sirve y un chef que te explica los platos cocinados, también. Y no tiene que ser más caro que un restaurante; incluso puede resultar más económico. Las comidas y cenas clandestinas y a domicilio son propuestas que los restauradores incorporan cada vez con mayor frecuencia a sus servicios de cocina en un tiempo en el que los restaurantes flojean por la crisis económica y la gente disfruta de actos pequeños y singulares.

Joaquín y Toni son los responsables de LaClandestina, un restaurante secreto en Alicante que sólo conocen las aproximadamente 300 personas que han pasado por allí desde su apertura el pasado mes de abril. Joaquín tomó de referencia los «paladares» cubanos y decidió dedicar el salón de su casa para ofrecer comidas o cenas a una docena de comensales.

«En los últimos años han proliferado negocios así en Barcelona o Madrid y fuera de España. Son sitios peculiares, para poca gente, con platos de elaboración curiosa en un ambiente reducido y con una atención cercana», señala Joaquín, que puso en práctica esta idea después de traspasar un negocio anterior de hostelería: «El consumo ha bajado mucho, las cuentas no salían y pensé en ofrecer esto a un coste asumible para la gente».

Tres platos, un postre y maridaje de vinos a un precio de 20 euros por comensal. «Funcionamos por las redes sociales Facebook, Twitter y un blog, lanzamos un menú, hacemos la prueba en casa y lo colgamos en Internet, donde tenemos ya 2.000 seguidores. Cada 15 días cambiamos el menú y hacemos servicios a partir de 4 comensales. Tenemos ya reservados los fines de semana de octubre, noviembre y diciembre sin saber siquiera el menú, ni conocernos a nosotros», explica Joaquín, que comunica a los comensales el lugar unos días antes de la cita. De momento no se ha corrido la voz de la ubicación, «a la gente que viene le hace gracia y quiere mantener el secreto», señalan los artífices, «aunque nuestra idea es desubicarnos y cambiar de sitio para que siempre sea una sorpresa, siempre en domicilios particulares».

Basilio Corral (personalchefonline.es) ganador del Concurso de Jóvenes Cocineros de la Comunidad Valenciana en 2001, representante de la Comunidad en el Bocuse d'Or y hasta hace poco propietario de Art a la Cuina en Benidorm servirá su primera cena clandestina este mes, pero no da detalles «porque juegas con el secreto y la confidencialidad». Será una cena «muy reducida, en un lugar con cierto encanto y con un menú cerrado y se avisará a los comensales por correo electrónico el mismo día», apunta el cocinero, cuya intención es hacer dos cenas clandestinas al mes tras proponérselo un cliente y considerarlo «interesante porque es un producto diferente para afrontar la situación actual».

Dedicado ahora al diseño de productos en una empresa de alimentación, Corral ha relanzado el servicio de «chef en casa», que ya puso en práctica hace 6 años, para cenas reducidas a domicilio máximo doce personas «porque las cocinas de casa tampoco están preparadas para más». Diseña con el cliente el menú, «algunos me piden el vino o que aporte la cristalería; unos prefieren que les sirva yo o que lleve un camarero. Me adapto a los gustos del cliente y el éxito está garantizado. Antes hacía 12 al año y en un par de meses ya he superado esas 12». Aunque el precio depende del menú, suele costar entre 30 y 40 euros por persona «y ni mucho menos sale más caro que el restaurante». Él, al igual que en La Clandestina, está dado de alta como autónomo y factura por estos servicios.

Normalmente, los invitados en casa desconocen la presencia del cocinero «y para la mayoría es una sorpresa, y les gusta porque restaurantes hay muchos pero que te lleven el restaurante a casa, no», apunta Basilio, que añade que a los clientes «les atrae esto porque quieren tener una experiencia especial o prefieren no salir de casa para una celebración, poder beber vino tranquilamente y ver que no hace falta salir de casa para comer muy bien».

Óscar de la Huerga fue el último cliente en reclamar sus servicios hace unos días para una cena con siete amigos más: «Fue impresionante, resultó perfecta la relación calidad/ precio, salimos a 30 euros por persona, cenamos cuatro platos y un postre. Lo mejor, además de la calidad, es que te deja la cocina exactamente igual que estaba, sin tener que hacer tú absolutamente nada. Él llega tres horas antes y lo hace todo y encima nadie te mete un sablazo con el vino. Nos ha gustado tanto que el sábado 27 le hemos encargado otra cena en otra casa».

El cocinero de Alfaz del Pi Óscar Mora se formó en Madrid con Pedro Larumbe y, tras servir comidas a los reyes de España, entre otros, ha sido galardonado con numerosos premios (Mejor Cocinero Joven de la Comunidad Valenciana en 2004). Fue uno de los pioneros del «chef en casa», que hace cinco años retomó, junto al trabajo en su gastro-bar y los cursos de cocina en OM-Taller Gastronómic.

«Para mí esto es mucho más divertido que estar en el restaurante esperando que la gente venga», señala el cocinero, que resume así su servicio: «Tú pones la mesa y eliges el mantel, yo llevo la vajilla, al camarero, te cocino como en un restaurante y se queda todo limpio, como si no hubiéramos estado. Y eso, por 30 euros por persona».

Los clientes, a su juicio, se sienten «especiales y diferentes » por tener un cocinero reconocido en su casa y lo consideran un lujo. «Antes podía costar más dinero porque era más exclusivo, y lo pedían sólo los extranjeros, pero ahora está al alcance de los españoles porque nos amoldamos a los presupuestos. Todas las semanas tengo encargos».

Más exclusivo, el blog gastronómico Begiak también propone cenas de 50 a 70 euros en enclaves especiales como antiguas masías, áticos, barcos, palacetes o viviendas particulares, clandestinas salvo para el que las encarga. «Es una diversión y la gente valora la exclusividad», indican desde el blog alicantino, que realiza una cena al mes en cualquier lugar de España.

Los sumilleres tampoco se quedan atrás en estas tendencias y Javier Espí, Nariz de Oro de la Comunidad Valenciana 2011 y Bronce de España en 2005, comenzó a realizar catas a domicilio el pasado mes de marzo junto a su socio Rafael Delgado, que comparten la web catarentucasa.com. Espí indica que «nos contratan como regalo para gente que le gusta el vino, para enseñarles cosas nuevas y aprender a saborearlo más». Al cliente le ofrecen dos opciones: un curso de cata de dos horas y media durante la cena o un maridaje de comida antes. El precio varía en función de los vinos pe ro la media puede ser de unos 20 euros por persona y por lo general las catan cuentan con cinco vinos. «También hacemos catas de gin tonic o de cualquier otro alcohol, hablamos en inglés y algo de francés. A mí me gusta esto, no me veo en la monotonía de un restaurante con horario fijo», concluye Espí.