Un negocio que en 2012 generó más de un millón de pernoctaciones en España y que, sólo en Estados Unidos, acaba de cerrar una tercera ronda de financiación de 2.000 millones de dólares, no podía dejar indiferente a un sector turístico que cada año se las ingenia para renovarse. De hecho, el gremio de hoteleros a nivel mundial no mira con demasiados buenos ojos al proyecto de Gebbia y Chesky. En Quebec (Canadá) han tramitado una ley para poner coto al alquiler de corta estancia. El sector en Madrid y en Barcelona también está muy preocupado por el auge de este tipo de alojamientos. En Nueva York, un juez, prohibió que se arrendaran habitaciones o apartamentos por menos de 29 días. No obstante, según el portavoz de Airbnb en España, Jeroen Merchiers, esta sentencia se apeló y se ganó hace unos días.

Javier García Cuenca, vicepresidente de Hosbec (Asociación Empresarial de Hoteles de Benidorm y de la Costa Blanca), sostiene que para esta provincia esta situación no es nueva. «Antes lo hacían los porteros y ahora lo hacen las webs». En su opinión, «a nadie le haría gracia que yo me fuera con mi coche particular al aeropuerto de El Altet y comenzara a hacer la competencia a los taxistas». Y es que para él, páginas como Airbnb «están promocionando una serie de apartamentos o viviendas que no se acogen a lo que estipula el decreto que regula el alquiler turístico de la Comunidad, y, por tanto, su actividad está fuera de la legalidad».

Jeroen Merchiers aclara que los usuarios aceptan una serie de condiciones que marca esta empresa, entre las que se encuentra la obligación de cumplir con la normativa local. «Nosotros no podemos conocer la política de todas las regiones de los más de 190 países donde tenemos anuncios. A los anfitriones de las ciudades en las que contamos con más aglomeración de anuncios sí que les indicamos qué pasos tienen que seguir para no cometer ninguna ilegalidad».

No obstante, Merchiers matiza que el crecimiento de proyectos como el suyo, basado en el consumo colaborativo, no va en paralelo a la modernización de leyes que llevan décadas sin cambiar y, quizá, sin atender a la realidad. «Youtube propició que todos nos convirtiéramos en productores de cine, Ebay hizo lo mismo con el intercambio de productos y, actualmente, Trip4real, proyecto avalado por Ferran Adrià, lo ha hecho con la venta de experiencias. Nosotros simplemente estamos en esa onda», dice. Brian Chesky, a pesar de haberse forrado con esta gran idea, decía en una entrevista que no tiene casa. Está viajando constantemente y se aloja en la comunidad Airbnb. En definitiva, ha convertido el mundo en un hotel infinito.