­Cuando veía una serie de hospitales, quería ser médico. Cuando veía a Indiana Jones, quería ser arqueóloga... hasta que fue consciente de que para ser todas esas cosas lo que tenía que hacer es ser actriz. Y ahora, Alba Rico está viviendo su sueño: poder vivir de la interpretación, gracias a la exitosa serie de Disney Channel Violetta, que le ha abierto las puertas de casas de multitud de países de los cinco continentes.

Nació en Elda en 1989; estudió Arte Dramático por la ESAD de Murcia y hace dos años se trasladó a vivir a Buenos Aires. Un camino inesperado para una joven que con 4 años pensaba en hacer alguna sustitución en el grupo de teatro del Aula de Tercera Edad donde actuaba su abuela; o que tenía fobia -«y todavía la tengo»- a los castings; o que estudió en Murcia porque Madrid le parecía inmenso y ahora vive en un lugar con más de 13 millones de habitantes.

Todo esto lo provocó Violetta, convertida en la primera coproducción entre las distinas compañías de Disney en el mundo: Latinoamérica, Europa, Medio Oriente y África, y Pol-ka Producciones. Se presentó a la prueba en 2011 por la insistencia de una amiga. «Me dijo que necesitaban a mayores de edad pero con apariencia de adolescentes; me fui a Madrid, hice el cásting y a los dos meses me dijeron que me habían elegido». Entonces, Alba Rico no sabía de qué iba el proyecto de Violetta, ni que iba a interpretar a Naty, ni que tenía que irse a vivir a Buenos Aires.

«No sabía para qué era, ni dónde; luego me dijeron que tenía que irme a vivir a Argentina ocho meses... que ya son dos años. Eso fue increíble porque me dio tiempo a acabar la carrera y a cumplir mi sueño, que era vivir de la interpretación; me daba igual dónde fuera y mi familia también se lo tomó muy bien porque siempre me han apoyado. La única condición que pusieron fue que tenía que licenciarme, lo hice y me fui».

A lo largo de nueve meses se convirtió en Naty, la amiga insegura e indecisa de la «mala» de la serie, «sin saber si iba a gustar o en qué países se iba a ver». De hecho, cuando volvió tres meses de vacaciones a casa el pasado año, en España aún no se había emitido, «aunque al regresar a Buenos Aires empezamos a rodar la segunda temporada».

Todo ha ido muy rápido. «De la magnitud de Violetta no hemos sido conscientes hasta que empezamos a grabar la segunda temporada porque ya se veía en toda Lationamérica, la mayoría de Europa, Asia...», asegura la actriz que considera que «al ir poco a poco y ser el mismo grupo estamos muy unidos y no hay egos, porque no éramos nadie todos juntos y ahora somos algo todos juntos también».

El hecho de que haya actores de diferentes nacionalidades ha supuesto un enriquecimiento en todos los sentidos. «Hemos aprendido a amoldarnos unos a otros y a respetarnos», aunque hay momentos duros. «He madurado porque vivo sola, lejos de mi familia; lo que se ve es que soy famosa, pero trabajo diez horas al día y cuando llego a casa no hay nadie, aunque mis compañeros son ya como mi familia».

Si tiene que destacar algo de esta serie respecto a otras de las muchas que se han realizado sobre adolescentes, lo tiene claro. «Está respaldado por Disney y eso da a los padres una tranquilidad absoluta; no se permite un beso más largo de la cuenta o malas palabras y se inculca que para ser artista también hay que estudiar y y esforzarse».

Alba, una de los dos actores españoles que participan en esta producción Disney, ha estado con su familia en Elda unos días antes de marcharse a Madrid, donde el lunes se graba un nuevo capítulo de la segunda temporada y sus protagonistas ofrecen una rueda de prensa internacional para presentar la gira musical que se va a desarrollar hasta principios de 2014. «Violetta ha sobrepasado cualquier sueño, y mira que tengo ambiciones muy altas, aunque sé que esto es una carrera de fondo». Su próximo objetivo, el cine. «Violetta es el camino, no es el fin».