¿El mundo, tal y como lo entendemos hoy, tiene los días contados? Para Sami Nair, influyente pensador, filósofo, articulista, politólogo y sociólogo, estamos asistiendo al nacimiento de una nueva civilización y una nueva conciencia mundial, en una época de luchas que, ante la desesperanza, siempre tiene cabida la esperanza. Nair cerró ayer el III Foro Social de Éticas y Espiritualidades con una conferencia en el Paraninfo de la Universidad de Alicante. El encuentro, que ha contado con la colaboración del Club INFORMACIÓN, ha registrado más de 60 actividades con la intervención, a su vez, de más de 70 ponentes.

¿Son días de barbarie, como dejó escrito Sampedro?

Estamos en una época de barbarie, de transición, pero también estamos en una época de muchos progresos que se están desarrollando en distintos sectores. Y, al mismo tiempo, estamos asistiendo progresivamente al nacimiento de una nueva civilización, de una nueva conciencia mundial. Estamos en una época de luchas y, como en todas las luchas, no podemos ver la realidad con un sólo ojo, porque donde hay desesperanza también tiene cabida la esperanza. No podemos ver únicamente la realidad a través de la barbarie, hay que ver los dos lados.

¿Y está agotado el sistema?

Estamos viviendo el fin de un ciclo histórico, el ciclo, digamos, del capitalismo civilizado, de la civilización basada en el humanismo, y estamos buscando un nuevo mundo pero no sabemos dónde vamos. No sabemos qué nuevo sistema se va a asentar los próximos 50 años. Lo cierto es que vivimos muy rápidamente, y en el marco de diez años, se han producido multitud de acontecimientos. Desde entonces, se ha producido todo de una manera caótica y vamos camino de un nuevo ciclo. Eso está claro.

Los ciudadanos miran con desconfianza a la política, y hay quien asegura que son tiempos más que nunca para la política. ¿Usted con quién se queda?

Hay una desconfianza cada vez más importante, pero no tanto en la política sino en los políticos. Porque los políticos han demostrado su incompetencia, y una profunda complicidad con un sistema que es intolerable. Del mismo modo le puedo decir que lo de la izquierda, en estos últimos años, es decepcionante, porque no hicieron nada para ofrecer a la ciudadanía una alternativa frente al sistema salvaje. Yo diría, por tanto, que hay una crisis no de la política sino de los políticos, una crisis frente a la práctica y el modo de actuar de algunos políticos. La profesionalización de la política ha transformado a los políticos en funcionarios del poder. Y aquí está la esperanza de los movimientos sociales.

El político italiano Beppe Grillo ha aconsejado al movimiento 15M entrar en política este pasado sábado...

A mí, que diga eso Beppe Grillo, me parece un consejo un poco irresponsable de su parte. El problema aquí es cómo entrar en política, y yo no lo aconsejo como los partidos hoy, como los políticos funcionarios. La fuerza de estos movimientos radica en cómo plantean los problemas, articulados con la demanda de la sociedad, y tienen que encontrar una manera de acceder a la política flexible, basándose siempre en la relación con las demandas sociales. Pueden presentarse a unas elecciones, pero no bajo un modelo clásico en el que los políticos prometen el paraíso y, al día siguiente, se olvidan. Este modelo no puede seguir, y hay que proponer una reforma del sistema, y hacer que la alternativa social pueda organizarse.

Hay casos de inmigrantes que no son atendidos en hospitales y centros sanitarios... ¿La crisis es la excusa?

La justificación es la crisis, los recortes, pero la realidad es que la cobertura del Estado de Derecho a los inmigrantes, a los jóvenes y a las mujeres se ha demostrado que es muy frágil. En el caso de los inmigrantes, se confirma el lema que conocemos muy bien de los años 90: cuando les necesitábamos abríamos la puerta, y cuando no les necesitábamos les echamos fuera, porque no son considerados humanos, sino mera mercancía.

No solo hay una crisis económica, sino una crisis de la competencia, y los españoles hoy ocupan puestos de trabajo antes no deseados, como los del campo.

La crisis crea una situación insolidaria, la crisis desarrolla lo que podemos llamar la lucha de todos contra todos, y los españoles que no querían antes trabajar en el campo ahora lo hacen y dicen que es suyo. Mire, esto no es una crisis de los inmigrantes, es una crisis técnica que viene de la política de austeridad puesta en marcha por las élites dominantes a nivel europeo, incluidas las élites españolas. Los responsables de esta crisis no son los inmigrantes, son los banqueros.

Pues desde que estalló la crisis, en el 2008, el único banquero que ha ingreso en la cárcel en España fue hace apenas unos días...

Yo es que no entiendo lo que está pasando en España. Cuando estalló la crisis propuse, por medio de unos artículos, la reorganización de las políticas en el Banco Europeo. Y, en contra, ellos han tomado una serie de medidas contraproducentes que han incrementado los efectos de la crisis en la política del euro. Pensaban que el mercado iba a solucionar sus propios problemas, y eso ha provocado millones de parados más. Y todos esos banqueros que han actuado así no han sido cuestionados y tampoco se les ha castigado. Terminan su mandato y se van sin más, sin problemas y con grandes sueldos. Ninguno de estos banqueros ha rendido cuentas a la Justicia.

El historiador Fernando García de Cortázar se pregunta dónde están los intelectuales en España, y porqué están callados...

Tampoco entiendo su silencio, como tampoco entiendo los que dedican su tiempo a hablar de cosas de poco interés cuando la ciudadanía sufre. Con todo, no se puede generalizar, porque hay periodistas y economistas metidos en la batalla, que con sus artículos defienden una salida a la crisis. Pero en lo que se refiere a los intelectuales, a los que trabajan con las ideas, hay algunos que se movilizan pero la mayoría está silenciada. Y no solamente está silenciada, porque el problema verdadero es que el intelectual no ha hecho el trabajo de crítico lo suficientemente. Y quizás eso se deba a que hay intelectuales que se han acercado de manera peligrosa a los partidos políticos, y se han acercado de una manera un poco problemática al poder. El mejor intelectual es el que sabe mantener la distancia con los políticos y del poder, pero está claro que esto no siempre es fácil. No es siempre fácil, decía, porque hay intelectuales que no dependen solo de su trabajo, sino de la difusión de sus ideas en los medios de comunicación.

¿A usted le ha decepcionado Obama?

Sí, me ha decepcionado, porque se ha integrado en el poder, y para quedarse en el poder hizo concesiones que no debería haber hecho. Pero no lo condeno por ello, porque uno tiene que saber cómo funciona el sistema norteamericano. Un sistema políticamente bárbaro, despiadado, basado en la dominación de Wall Street... Obama, digamos, no podía cambiarlo todo, y no ha solucionado en absoluto todos los problemas. Pero sí es cierto también que ha desarrollado políticas sociales para millones de personas.

¿Es posible otro mundo?

Por supuesto que es posible, porque la historia nunca se acaba, y porque la historia es el deseo de cambiar las condiciones de existencia para mejorarlas, y eso es siempre posible. La esperanza es posible en otro mundo, que supere al que existe hoy en día. Y eso, la esperanza, ningún sistema, ningún político puede quitársela al hombre, porque lo que caracteriza al hombre es la voluntad de cambio, de querer cambiar el mundo y de quererlo cambiar para bien.