La dictadura chilena le encerró, le torturó y le marcó para el resto de su vida. Después fue él mismo quien, con el concepto de arte total, se marcó, aunque de otra manera. Pasó de la poesía a las performances en las que se autolesionaba echándose amoniaco en los ojos o quemando su mejilla con un hierro ardiendo. Era un modo de rebeldía. "Yo expresaba así una parte del sentimiento colectivo y son tan poemas como otro cualquiera". Llegó Purgatorio y fue el principio. Y ahora Zurita que, de momento, es lo último. ¿La diferencia entre ambos libros? Pues dice Raúl Zurita (Santiago de Chile, 1950) que "está claro que estoy más viejo", pero "siento que no cambié, como si cuarenta años no fueran nada. La sensación cuando escribí el último libro era estar regresando al primero. Cuando leo un poema en público no es distinto para mí como experiencia a hace treinta años".

Poeta, militante de la libertad, machacado por la dictadura de Pinochet, escéptico con el destino y partidario de romper barreras, el autor de AnteparaísoMis amigos creenPoemas militantes se encuentra esta semana impartiendo un seminario en la Universidad de Alicante para hablar de sus proyectos. Algunos pasados, como el que le llevó en 1982 a hacer sobrevolar cinco aviones sobre Nueva York escribiendo frases de su poema La vida nueva. Y otros futuros, como colocar 22 frases sobre acantilados "de manera que solo puedan ser vistas desde el mar... y no es fácil".

Zurita, Premio Nacional de Literatura de Chile en 2000, recuerda su infancia inmerso en una pobreza "no proletaria". Es decir "muy decadente, sin complicidad, no como la pobreza proletaria que tiene la colectivización de un sueño, de unos ideales...". Después llegó la dictadura de Pinochet que ha marcado toda su trayectoria. "Uno no decide su nombre ,ni su cara, ni su talento, pero puede decidir algunas s y yo decidí que el golpe de Estado de Chile sería el eje de todo lo que yo podía hacer. Después de 40 años me he dado cuenta de que he permanecido anclado en ese tiempo y que nunca he salido de ese día, esencialmente he estado escribiendo un solo poema, un solo libro, que tiene como trasfondo ese episodio".

Y es que han pasado mucho años, pero "el olvido es imposible, ojala pudiéramos; puedes hacer como que olvidas, tratar de no mirar, pero creo que la gran misión histórica del arte y la literatura ha sido siempre tratar de buscar los nuevos equilibrios después de las tragedias. Al poeta le corresponde representar a todas las victimas pero también ser el primero que se levante de todos los caídos para mostrar que vienen nuevos días". ¿Y perdonar? "Eso es algo más allá del lenguaje, es un acto tan íntimo que no se puede hacer política de eso. Me he dado cuenta de que no guardo rencor personal".

Si lo compara con la polémica por la recuperación de la memoria histórica en España afirma que "los pueblos no olvidan, los poderes tratan de manipular la memoria. Primero la manipulación era negar pero como es imposible la negación pues se va naturalizando, pero eso emerge, emerge y emerge de distintas formas, como las tragedias griegas. A los que trabajamos con el lenguaje, con las palabras, nos corresponde mostrar que el olvido es imposible. Sentir lo tremendo que fue es posible que haga que algún día este planeta vuelva a ser digno del universo en el que le tocó vivir".

A punto de exiliarse, aunque finalmente optó por la resistencia, considera que los golpes de Estado ahora son mucho más sutiles. "Hay una hiperdictadura, que es la dictadura del dinero. Cuando la derecha dice que somos libres para elegir, se refiere a que puedes escoger entre cinco marcas de chocolate, y eso es ejercer un poder dictatorial que es reducir a su más mínima expresión la experiencia vital".

Sobre la visión que se tiene en estos momentos de España desde Latinoamérica -"lo de los desahucios me parece una cosa atroz"- lo define como "una relación de amor y de rencor; se ha sentido a la España boyante, la de hace dos años, que estaba obsesionada con Europa y no miraba para nada a Latinoamérica; su obsesión y empeño era incorporarse al bello mundo. Esa era la percepción que en parte comparto de mis compañeros latinoamericanos".

Respecto al papel de la poesía en estos momentos, Raúl Zurita, que tiene al Ulises de Joyce como libro de cabecera-, cree que "existe un divorcio entre los poetas y el mundo; en realidad el deber de la poesía es ser algo extraordinario porque si es así va a reflejar todo lo que estamos hablando; la gran mayoría de poesía que se escribe ahora se ha vuelto autista". Y menciona a Neruda, César Vallejo, García Lorca, Miguel Hernández... "que sí han escrito poemas extraordinarios". No obstante, afirma que "el poema no es la poesía, la poesía se acabará cuando se acabe el último hombre". Pero la cultura es fuerte, "va a sobrevivir a todos los recorte s e incluso a la indigencia máxima".

Recitales de poesía y portal en la BVMC

Desde el pasado lunes, Raúl Zurita no ha parado en su periplo en Alicante. Ese día comenzó el seminario que hasta mañana imparte en la UA, en el que ha tenido oportunidad de cambiar impresiones con los alumnos. Y hoy mismo será el protagonista del ciclo Alimentado lluvias 3.0 del Instituto Juan Gil-Albert, en cuya sede realizará una lectura de poemas a partir de las 20 horars. Le acompañará el también poeta y ensayista Edgardo Dobry. El viernes ofrecerá un recital en el Aula Magna de la Facultad de Letras, a las 11 horas, para clausurar el seminario. Todo ello, además de rodar diferentes secuencias para incluirlas en su portal de la Bibioteca Virtual Miguel de Cervantes, a la que ha cedido obras y algunas fotografías. La última de ellas se realizará en la Casa-Museo Miguel Hernández, que visitará el sábado. C. m.