Las reglas de este cineclub son bien sencillas. Se reúnen los miércoles en casa de uno de los componentes. En cada sesión uno de ellos elige la película a proyectar, que no puede desvelar hasta que están todos sentados frente a la pantalla. Antes de darle a play la presenta de manera escueta y tras el pase surge el debate. Cada participante puede traer a un nuevo espectador, pero para poder formar parte del grupo y tener opción a elegir filme, debes completar un ciclo completo. Es decir, si hay 20 miembros tienes que ver 20 películas sin rechistar. Si resistes, lo has conseguido, ya eres miembro del cineclub del Golfa de Alicante.

Todo empezó en casa de Miguel Martínez en noviembre de 2005. Estaba cenando con cuatro amigos y juntos pensaron en algo divertido para hacer entre semana. Rememorando aquellos cineclubs de los años 70 -como El Chaplin, que se convirtió en un auténtico icono en la ciudad de Alicante-, decidieron formar uno propio. Hasta la fecha, han proyectado más de 300 películas, la mayoría originales, ya que son sibaritas en lo que a calidad se refiere. En sus programaciones se conjugan títulos de cine de autor con otros más comerciales: Blade runner, Tiempos modernos, Soy leyenda, Trainspotting, Ping Pong Mongol, Happiness... "Todo va en función de la personalidad y los gustos de cada miembro del club. No hay ninguna restricción ni de género, ni de tiempo, ni de idioma, ni de nada... Incluso, algunos han propuesto ciclos temáticos sobre la ciudad de Roma o sobre películas apocalípticas", señala Martínez, que desde hace más de siete años es el anfitrión en su casa de la zona del Golf -de ahí el particular nombre- de estas sesiones cinematográficas. Él pone a disposición de sus compañeros su proyector y su salón, aunque éste último elemento se ha quedado pequeño en alguna de las citas, ya que han llegado a ser más de 20 personas.

De manera puntual han llevado alguna de las proyecciones a locales como la tetería La Puça o el Hostal La Sal, lugar donde también les pidieron que programaran un ciclo de cine sobre mujeres directoras. Asimismo, una de las componentes, impartió una charla en el espacio Camon sobre arte y cine. Y es que el cineclub del Golfa, poco a poco, va haciéndose eco en la ciudad gracias a Internet. Desde 2007 cuentan con un blog y ahí van vertiendo comentarios sobre cada una de las películas. "Hay gente interesada por el cine que ha llegado al grupo a través del blog y de nuestros perfiles en redes sociales como Facebook", señala.

No obstante, Miguel Martínez no está demasiado obsesionado con morir de éxito y que el exceso de agregados les obligue a cambiar la sede. "Pienso que se perdería un poco la magia, que no es otra que reunirte con unos cuantos amigos a compartir una de nuestras grandes aficiones: el cine".

De cineclub a sala de exhibición

El cineclub de Villena, hace treinta años, también comenzó su andadura de una manera un tanto sui géneris. Dos de sus fundadores querían asistir a un curso de cine que se impartía en el Aula CAM. Cuando fueron a informarse les dijeron que era sólo para profesores titulares o miembros de cine-clubs, por lo que fingieron tener uno constituido para poder entrar. "Al acabar el curso decidimos llevar esta pillería a una realidad. Creamos un cineclub en Villena como complemento a la programación de las salas de nuestro pueblo. A éstas no llegaban películas de autor que, en aquel tiempo, sólo se podían ver en Alicante en cines como los Astoria", explica Antonio V. Martínez, presidente de la asociación. Al principio utilizaban salones de actos de colegios e institutos, y alguna vez alquilaban salas de cine. A partir de 1987 comenzaron a usar de manera regular la recién creada Casa de Cultura de Villena. A día de hoy, con la desaparición de los cines en esta localidad, han quedado como los únicos exhibidores del pueblo. "Ahora nuestra función es distinta. No funcionamos sólo como cineclub sino que tratamos de dar un servicio de sala de cine a nuestros vecinos. Tenemos precios más económicos que los exhibidores normales y lo que sacamos de las entradas lo utilizamos para pagar a las personas que trabajan en sala y a traer nuevas cintas. Proyectamos cine más comercial para poder financiar cintas más de autor. Es un modelo de subsistencia. Los que programamos y hablamos con los distribuidores no lo hacemos por dinero. Simplemente, porque esto nos gusta y no queremos que la cultura del cine se pierda en nuestro pueblo".

El Luis Buñuel, todo un veterano

Uno de los cineclubs más antiguos que resisten en la provincia es el Luis Buñuel de Elche. José Vicente Candela, su actual presidente, era sólo un adolescente cuando el proyecto echó a andar en 1973 en los locales de la Peña Madridista Ilicitana. En este grupo, que comenzó con 100 socios, se llegaron a exhibir películas que no eran muy del agrado del régimen franquista, que por esos años daba sus últimos coletazos. Actualmente, cuenta con un comité de programación, pendiente de las películas que llegan a los diferentes festivales. También promueven charlas con personajes tan interesantes como Tomás Aragay, guionista habitual de Cesc Gay.