No es solo una planta endémica del Mediterráneo de gran valor ecológica o un protector de la costa por los efectos de la erosión o un "nido" de especies animales y vegetales. Se trata de un bioindicador de la calidad de las aguas y, sobre todo, la base de la única Reserva Marina de las costas españolas. Ese título lo ostentan las aguas que rodean la isla de Tabarca desde 1986 y las 1.500 hectáreas protegidas las custodian la Generalitat Valenciana (un 40% en aguas interiores) y el Ministerio de Medio Ambiente (un 60% en aguas exteriores).

Pero el mantenimiento futuro de este paraíso submarino queda también a la suerte de las embarcaciones que cada año fondean en los alrededores de la isla. Son más de 6.000 barcos los que anualmente dejan caer y levan sus anclas en el fondo marino protegido y con ello provocan una destrucción de la pradera de posidonia muy difícil de recuperar.

Detener está "hemorragia", en una planta que crece tan solo una media de 2 o 3 centímetros al año, es el objetivo del proyecto realizado por el ingeniero de la Autoridad Portuaria de Alicante Ignacio Campos, como trabajo fin de grado en Ingeniería Civil en la Universidad de Alicante y que ha sido puntuado con Matrícula de Honor por el tribunal.

Y es que Campos ha realizado una detallada propuesta para la instalación de fondeos ecológicos para embarcaciones de recreo en la Reserva Marina de Tabarca. Un método de boyas flotantes con el que pretende paliar y detener los nocivos efectos del anclaje en el fondo de la isla, además de minimizar la contaminación de las aguas y mejorar la seguridad para los barcos y sus usuarios. "Hay que pensar que al echar el ancla la planta sufre aplastamientos y la cadena, sobre todo cuando gira la embarcación, va produciendo un efecto semejante al de ir arando la tierra del fondo; a esto se añade que cuando se leva el ancla, además del arrastre de este objeto y de la cadena se arranca la posidonia y se queda enganchada al ancla".

En este sentido, este ingeniero destaca que, según sus estudios, son más de 150 barcos al día los que fondean en verano en aguas de la isla alicantina. "Mi propuesta se centra en un sistema de fondeo fijo para que la embarcación se ancle directamente a una boya flotante, que funcione de marzo a octubre y que contemple los diferentes tamaños de las embarcaciones", después de haber realizado también un estudio en este sentido que apunta que la mayoría son de menos de 8 metros y de entre 8 y 15 metros de eslora.

Sería "como una marina pero en vez de pantalanes o puntos de amarre tendría un campo de boyas, puntos de fondeo", en el que se tiene en cuenta también el viento y el oleaje registrados entre enero de 1996 y septiembre de 2012 par calcular la resistencia de las nuevas fijaciones.

El proyecto abarca una área de actuación de 249.940 metros cuadrados, es decir para unos 120 fondeos, cumpliendo normas de seguridad y espaciales, "algo menos de la media registrada, aunque se podría ampliar la zona", asegura Campos. Son dos los sistemas propuestos "respetuosos con el medio marino: el tipo Manta Ray, para fondos blandos de arena o con cymodocea nodosa, y el Harmony P, especialmente diseñado para fondos de posidonia. "Son sistemas que ya funcionan en Estados Unidos y Francia, y la vida de esos anclajes es bastante larga".

En cualquiera de los dos casos la fijación al fondo es muy poco destructiva y además cuenta con una boya intermedia que garantiza el giro de las embarcaciones sin que haya arrastre del fondo y una boya de superficie donde se produce el amarre. "Cada elemento aguanta más de 8 toneladas que es mucho más de lo que tiraría un barco de grandes dimensiones".

El proyecto contempla igualmente una canal fijo de acceso y abandono del puerto, con el objetivo de conseguir una mayor seguridad. "Ahora no está regulado y hay que sortear barcos que están fondeados, además de ser peligroso si no hay una distancia entre ellos y hay olas o viento mientras están anclados". Además su propuesta incluye que no se haga de forma libre sino que haya "una solicitud para que sea visible y esté controlado el número de barcos".

De esta manera a la protección y control de la degradación de las praderas de posidonia, se uniría la mejora de la seguridad de las embarcaciones y de los usuarios de las zonas de baño de la isla y "también se reduciría la contaminación producida por estos usos y otros problemas asociados como el incumplimiento sistemático de la legislación vigente, la inexistencia de protocolos de actuación en casos de situaciones meteorológicas extremas y otros tipos de contaminación como la paisajística y la acústica en el entorno más próximo a la isla".