"Con todo cariño dedico este disco a todas las suegras de España, para que se acaben las hostilidades con los yernos que son los sacrificados. Un poquito de piedad, por favor". Suena entonces la melodía de "Mi carro me lo robaron", de Manolo Escobar, con la que Emilio "El Moro" reescribe una versión muy particular. La titula "Mi suegra me la robaron". Y dicen las primeras letras: "Mi suegra me la robaron, estando de romería. Entré cuando la amarraron, porque la fiera aún dormía. Dónde estará mi suegra, dónde estará mi suegra... Me dicen que le quitaron, los dientes mientras dormía, creyendo que eran de lobos, de largos que los tenía...".

Basta un retazo de la canción para hacernos una idea de la genialidad de Emilio "El Moro", uno de los humoristas españoles más carismáticos, que falleció hace 25 años en Alicante.

Todo ocurrió un verano de 1987. "El Moro", operado por entonces de cataratas, quiso encender un cigarrillo con un hornillo de gas. Al parecer, se aproximó demasiado, y la explosión le provocó quemaduras graves en el 60% de su cuerpo. Fue ingresado en el hospital, donde falleció a los pocos días del accidente.

Influyente artista

Mucho antes de eso, Emilio "El Moro" fue un influyente artista en la España de los años 60, 70 y 80, que supo aprovechar sus dotes de músico y cantante para sus actuaciones. Eso, sumado a sus ingeniosas canciones (hizo versiones de Antonio Molina, Juanito Valderrama, Conchita Piquer, Julio Iglesias, Camilo Sesto...), junto a su asombrosa capacidad para la improvisación, le auparon rápidamente a la fama.

Su popularidad se debió también en parte a sus numerosas apariciones en televisión, donde se desenvolvía con una facilidad pasmosa provocando las risas del público. Junto a su inseparable guitarra y el fez, su habitual vestuario, como el clásico cubilete rojo norteafricano, Emilio "El Moro" era capaz de tararear un flamenquito (no se pierdan en Youtube su tema "Fandango de Cantinpalo"), lanzarse con un chiste, una canción o lo que le diera en gana.

Lo suyo era pura vocación, pura maestría, y su original humor le abrió incluso las puertas del séptimo arte. De hecho, es conocida su aparición en la película La insólita y gloriosa hazaña del cipote de Archidona, basada en el libro de Camilo José Cela y dirigida en 1979 por Tito Fernández.

Aunque nació en Melilla (de ahí toma su apodo artístico), Emilio "El Moro" pasó por distintas ciudades hasta fijar su residencia en Orito, en Monforte del Cid, donde adquirió unos terrenos. En esta finca vivió los últimos 20 años de su vida, cuidando de sus animales de granja, disfrutando del submarinismo (la playa no le quedaba lejos) y educando a sus hijos.

La personalidad con la que dotaba sus canciones, le permitieron incluso camuflar sus críticas sociales y culturales contra el sistema, contra la dictadura, aliviadas en parte de carga con el humor. Emilio "El Moro" fue, en definitiva, un artista brillante y único en una época en la que el espectáculo era él mismo: como actor, como productor, como guionista, como empresario... Sin embargo, Emilio "El Moro" es hoy un personaje injustamente olvidado (la historia de este país nunca fue buena con los humoristas), y solo la figura de una guitarra, en su lápida, nos recuerda todo lo que fue en su panteón familiar en Monforte del Cid.