Nuria Oliver es una persona que parece conocer su biografía de antemano. En 1999, esta investigadora alicantina tenía 28 años, trabajaba en el Media Lab del Massachussets Institute of Technology y aseguraba en una entrevista que su sueño era "conseguir que la tecnología mejorara la salud de la gente" y, más concretamente, "crear un instituto de investigación" similar en España. Ayer, la hoy directora científica de Investigación y Desarrollo de Telefónica Digital, explicó en una conferencia en el Aula CAM algunas de las líneas de innovación que trabaja el equipo que dirige en Barcelona. Dos de ellas buscan mejorar la salud de la población a través del uso cotidiano de los teléfonos móviles.

Trece años después de haber constatado el "dicho y hecho", sus obsesiones profesionales se mantienen. "Lo que pretendo es entender el comportamiento humano con la tecnología y conseguir que ésta tenga un efecto positivo en las personas", aseguró ayer Oliver antes de ofrecer la conferencia La armada invisible: pequeños ayudantes para grandes problemas. En ella explicó tres soluciones que ha desarrollado su equipo para problemáticas globales como las enfermedades crónicas, el analfabetismo o las pandemias.

Y ha añadido un guión a su listado de prioridades profesionales: comunicar eficazmente el trabajo de los científicos a la sociedad. De ahí que para presentar al público alicantino los proyectos de su equipo se exprese con total claridad, huya de tecnicismos y se esfuerce en encontrar el término en español aunque el que le venga a la cabeza de forma natural sea en inglés.

Dudar de si el futuro de la tecnología está en los dispositivos móviles o no es perder el tiempo. "Es la tecnología con mayor nivel de adopción de la historia de la humanidad: se calcula que este año habrá tantos teléfonos como personas en el mundo, unos 7.000 millones", apunta Oliver, quien añade que "si las tablets son el presente, los móviles son el ordenador personal del futuro".

De ahí que "universidades como la de Stanford" inviertan "en cursos gratuitos online para que cualquiera pueda tener acceso a los mejores profesores" sin importar su ubicación, o que ya se puedan "hacer ecografías a embarazadas sólo con un móvil y sensores fisiológicos". "Y aún queda mucho más", promete.

Ni agua a los "tecnófobos"

Pero, si vamos a tener traductores simultáneos, enciclopedias e incluso todo nuestro álbum fotográfico disponible en cualquier lugar y a un solo golpe de pulgar, ¿habrá que memorizar y aprender de otra manera? La investigadora alicantina no duda en recurrir a la Historia para espantar los miedos de los tecnófobos. "Las habilidades necesarias para contribuir a la sociedad del futuro van a cambiar: ahora nadie necesita saber plantar, criar animales o coser, como hace 100 años", argumenta, apoyándose en la denuncia que hace Woody Allen en Midnight in Paris del síndrome de la edad de oro para marcar a los "tecnorreaccionarios" como meros nostálgicos. "Mi visión sobre los avances es más realista y optimista: nos sirven para entender y mejorar más", afirma.

Tampoco da pábulo a quienes acusan a los móviles de provocar aislamiento social -"al revés, conectan a gente que nunca antes hubiera podido hablar"- ni a la leyenda negra de los presuntos efectos negativos de las ondas en el organismo. No obstante, su condición de científica se impone a la de representante de un centro tecnológico de una teleoperadora y evita negar tajantemente que exista riesgo para la salud. Afirma que "no hay ningún estudio fiable que pruebe un efecto negativo" en el organismo, antes de apresurarse a doblar la apuesta por su campo profesional: "y además los beneficios superan con creces a los potenciales riesgos" de la telefonía.

Aplicaciones que ayudan

El trabajo que presentó ayer en el Aula CAM se divide en tres aplicaciones que explotan las posibilidades de estos objetos cotidianos "que son ya más potentes que el ordenador que viajó a la Luna", como puntualiza la científica.

La primera de ellas es "Movipill", un programa creado por el laboratorio de I+D de Telefónica Digital que aprovecha "técnicas de la informática persuasiva" en un juego para smartphones que ayuda a los enfermos crónicos a seguir correctamente su tratamiento.

Otra de las aplicaciones supervisadas por Oliver es "Educamóvil", que utiliza también juegos de teléfonos básicos, como la clásica "serpiente" de Nokia, para consolidar la comprensión de los escolares en países en vías de desarrollo.

Por último, Oliver explicó las posibilidades de "un área emergente" como son "las Ciencias Sociales Computacionales" a través de un proyecto que su departamento desarrolló durante la pandemia de gripe aviar en México. Gracias a los datos que aportan los móviles al conectarse a las antenas, "se puede medir y cuantificar la movilidad de los ciudadanos" y elaborar patrones de conducta masivos ante una alerta sanitaria como fue la propagación del virus H1n1 en 2009.

Hecho en España

Trabajar en su país sin renunciar a disponer de equipo y financiación de excelencia es también una vieja aspiración cumplida y no duda en destacar que "todo esto se está haciendo aquí" y que "somos punteros en tecnología". El recorte del 25% para Investigación en 2012 es un hecho sobre el que no se puede "pronunciar" porque "desconozco la realidad económica pública", aunque sí señala que "invertir en Innovación y Educación es fundamental para asegurar la competitividad de un país". De todas formas, y pese al contexto, Oliver anima a los estudiantes a emprender y a "perder el miedo a fracasar".