Hija de actores (Daniel Dicenta y Lola Herrera), a Natalia Dicenta la hemos visto en los últimos años entregada a la música, y muy especialmente vinculada al jazz, donde ha recorrido España con su propia banda. Pero el teatro ha vuelto a atraparla, y regresa a Alicante para presentarnos su obra, "Al final del arco iris", que refleja los últimos momentos de vida Judy Garland, la actriz y cantante estadounidense. Una representación que mezcla el humor con la tragedia, y refleja a pequeños sorbos lo mejor y lo peor de una vida, la de Judy Garland, dedicada al mundo de la actuación.

Después del jazz, qué mejor manera de regresar al teatro que con un musical...

Bueno, más que un musical, yo lo llamaría una comedia dramática con música, en donde contamos los últimos momentos de la vida de Judy Garland, que es una montaña de emociones. Llevo defendiendo esta obra año y medio y es una enorme alegría, porque en ella hemos fusionado la música con la palabra. En la obra, pese a lo dramática que pueda parecer, se va a reír mucho el público.

Con las canciones de Judy Garland en directo....

Es una obra que también nos va a encoger el corazón, música y voz en directo, con temas como "Over the Rainbow, Get Happy" o "The Man that Got Away" o "For Once in My Life". La verdad es que todos sus temas son muy actuales. Si le hubieran dado más tiempo, hubiera roto con muchas cosas.

¿Qué pasó con ella?

Estaba a punto de casarse con su quinto marido, y no sé si la iban a cuidar como merecía. Pero ella se sentía querida. Le contrataron por entonces para unos conciertos en Londres, cinco o seis semanas, y era un momento muy bueno. Incluso se compró una casa en Chelsea y eran momentos felices. Por eso estoy convencida que lo suyo fue un accidente, que no podría dormir y se pasó. Necesitaría descansar y se pasó.

¿Hasta qué punto se ha documentado para retratar el personaje sobre el escenario?

He leído mucho y, como con la llegada de Internet el mundo se ha hecho más pequeñito, he indagado en todos los portales y canales. Pero a mí lo que me interesaba era la faceta humana, a la mujer, a la niña que subieron con tres años a un escenario, una chica que se vio consumida por una industria voraz como la de Hollywood en aquella época. La mujer generosa, que mantuvo a su marido y a sus tres hijos, la cantante tan poderosa económicamente que no aceptaba las reglas de la industria, porque allí las mujeres no tenían ni voz ni voto. Era un mundo muy sexista.

¿Y cómo vivió Judy Garland aquellos conciertos de Londres?

Pues fue muy grande incluso en esos últimos momentos de su vida, cuando estaba tan cansadita, tan delgada, tan mal físicamente. Pero, pese a todo, siempre que salía al escenario recuperaba su sitio, y la gente le adoraba y llenaba escenarios de miles de personas. Después de tres horas de actuación, cuando salía al escenario sin voz y sin repertorio, la gente le pedía que no se fuera, que no se moviera: querían simplemente mirarla. Era una mujer llena de amor.

Su vida, en parte, me recuerda la de Marylin Monroe. ¿O es ésta una visión personal equivocada?

La gente tiende a asociar, pero yo no quiero entrar en eso. Cada uno hace lo que quiere en la vida, lo que le han enseñado, y no me gusta asociar. Y yo no quiero hablar de los clubs de las desgraciadas ni nada por el estilo. Nadie tuvo la vida de nadie. Algunos quizás coinciden un poco más por la época. Pero la gente simplifica y yo creo que esto es una falta de respeto a todas estas artistas, a estas grandísimas mujeres llenas de coraje.