?George Orwell escribió: "Puede que tengamos alguna respuesta cuando empecemos a saber qué pensaban de la guerra los soldados de reemplazo y los no combatientes, y no solamente los voluntarios extranjeros". ¿Algo así ha ocurrido con su libro?

Lo cierto es que siempre me he dedicado en mis investigaciones a los personajes secundarios. Nunca me dedico a Galdós, Cervantes... Me dedico a los que no tienen rostro, a los que están en segundo plano, porque a través de ellos es más fácil conocer una época. Y he intentado no contar cuatro biografías, sino una II República distinta a la que se nos cuenta. Porque para hablar de esta época siempre se recurre a Miguel Hernández, Alberti o Lorca en temas literarios... y había otra muchísima gente.

¿Y qué hay de esa II República distinta a la que se nos cuenta?

Pues, por ejemplo, no hay nada sobre el destape en la República, y te aseguro que había mucho destape como en los 70 y 80 con la Transición. Era un síntoma del cambio político que las mujeres aparecieran desnudas en la prensa y revistas de la época, como en el ¡Tararí! de León Vidaller, uno de los periodistas retratados.

En su libro, es curioso encontrar españoles que vencen en la guerra pero que pierden en el franquismo...

Sí, son periodistas, escritores o intelectuales que tienen una concepción vital distinta a la que impuso la dictadura. Y ahí está el caso de Jacinto Miquelarena, un moderno de los años 20 y 30 que, siendo de ideas muy avanzadas, se asomó al falangismo. Un hombre que por sus relaciones matrimoniales choca con el nacionalcatolicismo, y se marcha entonces de corresponsal a París y Londres. Pero un día le escribió una carta el director de ABC en la época, Luis Calvo, quien le critica sus malas crónicas para apartarle del periódico. Y eso, sumado a que no podía regresar a España por estar casado con otra mujer, le llevó al suicidio tirándose al metro París.

El caso es que Hojas volanderas. Periodistas y escritores en tiempos de República es un ensayo, pero se lee como una novela.

Los profesores no debemos aburrir a nadie. Incluso deberíamos firmar un contrato para ello. Yo me comprometo a no ser pesado ni aburrido, y me sorprende cuando la gente lee el libro y me dice que es divertido, tanto o más que una novela. Mi ideal sería acercarme a Javier Cercas con Anatomía de un instante. Porque un ensayo puede ser tan apasionante como la mejor de las novelas.

Y con todas estas historias que ha manejado... ¿No ha tenido la tentación de ficcionarlas? Sobre todo, en las partes donde no ha encontrado documentación...

El historiador siempre sabe que hay huecos. Y la historia es un relato que tiene sus componentes de ficción, que están basados en datos y fechas. Es verdad que hay que reconstruir, pero siempre desde el respeto.

Si hacemos cuentas, su media sale a un libro por año. ¿Qué nos espera entonces para este 2012?

Estoy haciendo una búsqueda de los motivos de la felicidad en el franquismo. Vamos a ver porqué eran felices algunos que vivían en la España del franquismo, así como la cultura del cine, el teatro, la revista, la prensa y las campañas de publicidad. El libro se llamará "Usted puede ser feliz", como una campaña que lanzó en la época Luis García Berlanga.