Las mejores historias suelen tener el azar como hilo conductor. Y así fue, por la música del azar, como diría Paul Auster, cómo el guitarrista alicantino Ignacio Rodes tuvo su primer contacto con la música de la Orquesta Wagneriana de Alicante, también llamada La Wagneriana, una agrupación de cuerda pulsada creada en 1905 y desaparecida en 1936.

Rodes, encargado de conservar el legado del músico británico William Bardwell (fallecido en Alicante en 1994), formado por 2.500 discos de pizarra y un gramófono espectacular, sabía que entre los discos de Bardwell había dos de La Wagneriana de los que le habló el compositor inglés, pero él admite que no le dio ninguna importancia durante años, "pensaba que sería una rondalla y prefería reproducir otros discos maravillosos que tenía, hasta que la escuché una vez y me quedé asombrado del nivel musical de la agrupación y me pregunté cómo no sabía nada de esta orquesta", explica el alicantino.

A partir de ahí, la curiosidad llevó a Ignacio Rodes y a su mujer, Malena Durán, a investigar sobre esta formación, "que al principio pensamos sería una orquesta ceñida a Alicante, pero todo lo contrario. Dieron conciertos en Madrid, Barcelona, Mallorca, Argelia y fue, sin duda, una de las orquestas más importantes del país", asegura Rodes. La pareja obtuvo una pequeña ayuda del Instituto Gil-Albert para la investigación, que se centró casi exclusivamente en las hemerotecas de los periódicos de la época y en los archivos municipales.

El resultado fue todo un hallazgo. Entre la documentación descubrieron que el conjunto musical fue invitado a actuar en los festejos con motivo de la boda del rey Alfonso XIII en 1906, donde interpretaron obras de Beethoven y Barbieri, y cuya partida a Madrid anunciaron en un concierto ofrecido en el Teatro Principal de Alicante el 27 de mayo de 1906. Del estudio se desprende que Canalejas tuvo una relación intensa con la orquesta, que realizó varios conciertos en su palacete de Madrid, y el ministro José Calvo Sotelo pidió conocer en una visita a Alicante a la formación, que le brindó una actuación en su local de ensayo.

La orquesta también fue invitada a participar en los actos de celebración de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 y llegó a grabar 16 discos con las compañías discográficas más importantes de la época, Odeón y Regal, algo que entonces "era un hito extraordinario", apunta Rodes, que añade que el virtuosismo de la formación "era excepcional" y prueba de ello era la calidad del repertorio que solían interpretar, con obras de Chapí, Granados, Albéniz, Wagner, Bach, Lully, Couperin, Litz o Beethoven.

La formación, que se deshizo en 1913 y se refundó en 1923, tuvo entre 20 y 30 miembros y cinco directores; durante unos meses, incluso, llegó a ser dirigida por Óscar Esplá cuando apenas tenía 20 años. Algunas de las personalidades más notorias de la cultura alicantina fueron miembros honorarios de la directiva, como Ruperto Chapí, Tomás Bretón, el doctor Esquerdo, José Guardiola o Rodolfo Salazar.

"Fue una orquesta muy imbricada en la sociedad alicantina, muy representativa de la época y muy querida y tuvo un compromiso social muy destacado: abrió una escuela para enseñar música a los niños y tuvo una labor benéfica con conciertos en beneficio de la República", indica Rodes, hasta su desaparición en 1936. "Luego no hay ni rastro de la orquesta y suponemos que su oscurecimiento obedece a su estrecha relación con la República. Ni siquiera en los libros de historia de la música se les menciona. Jugó un papel muy importante en la cultura de la época y ¿cómo puede ser que no se conozca esta orquesta en Alicante?".

Tras haber rescatado su historia, Rodes y Durán estudian ahora su posible publicación.