Es habitual ver junto al director de una orquesta a un pianista invitado, a una gran violinista, a un tenor o, en definitiva, a los solistas que cargan con la mitad de la responsabilidad del espectáculo. El atractivo de sus melodías, prioritarias, y su virtuosismo, perceptible hasta por el ojo del más lego, asegura a los ejecutores brillantes un lugar preferente en el escenario. El percusionista Javier Eguillor, nacido en Xixona en 1975, pertenece a esa categoría de personas que convierten un oficio discreto en el centro de todas las miradas. El timbalero de la Orquesta de Valencia, quien se ha formado en escuelas europeas y actúa con agrupaciones que reúnen a instrumentistas estrella de varios países, roza la consagración en su disciplina tras grabar el Concierto para timbal de Ney Rosauro por primera vez en España y recibir el aplauso de su autor.

El xixonenc explica cuál es el mérito de haber plasmado en directo y mano a mano con la Orquesta de Bilbao, cuyo director es el valenciano Rafael Sanz-Espert, el Concierto para timbales y Wind Ensemble del reputado percusionista y compositor brasileño. "Es la primera vez que este concierto se graba en España y de las pocas que se ha interpretado aquí", apunta Eguillor, quien recuerda que esta pieza sólo se ha tocado anteriormente en Córdoba.

La parte complicada del proyecto fue que hubo que "jugársela a hacerlo en directo y mostrárselo luego al autor", apunta, seguro de su logro, Eguillor. La confianza se la ha reforzado la mejor fuente posible; el propio creador de la pieza. Sin ocultar el orgullo que le prodcue saberlo, Eguillor recuerda que "Rosauro me dio las gracias por interpretar tan bien su música y me felicitó por el sonido y la afinación". El alicantino convenció al oyente más severo.

Tras la edición del disco, en cuya grabación se aprecian los aplausos espontáneos del público en mitad de un movimiento -"por emoción o desconocimiento, no lo sé", aclara el timbalero-, Eguillor compagina su trabajo como solista en la OV con la preparación de un concierto para dos timbales y orquesta que ha escrito Philip Glass. Además, ha presentado recientemente un original cuarteto de dos pianos y percusión con el que interpretó, entre otras obras, Las danzas de West Side Story de Leonard Bernstein.

El dominio de Eguillor en la percusión le ha llevado a colaborar como solista con algunas de las orquestas españolas más importantes, como la Orquesta del Liceu de Barcelona, la propia Orquesta de Bilbao, Orquesta de RTVE y la Orquesta de Cadaqués. Actualmente, forma parte de BandArt, orquesta presidida por Sir Colin Davis y formada por solistas procedentes de algunas de las orquestas de referencia a nivel mundial, cuyo líder es el concertino de la London Symphony, Gordan Nikolic.

Percusionista "de moros"

Los delicados parches con modulación a pedales que ahora acaricia en primera línea de los escenarios no han sido siempre su instrumento, pero suponen la consecuencia lógica de una historia personal que empezó con un bombo para desfiles. "Con ocho años daba clases de percusión en la Escuela de Música de Xixona", recueda Eguillor, quien ha tocado "de toda la vida en las fiestas de moros y cristianos". De ahí pasó al conservatorio Óscar Esplá de Alicante y posteriormente dio el salto a Berlín, donde pasó tres años formándose con el timbalero de la Filarmónica. Su mentar allí "había sido batería de Scorpions", asegura el alicantino.

Montecarlo fue su siguiente parada, antes de implicarse con la interpretación y la formación de percusionistas por los conservatorios de toda España que, quizá algún día, hagan de los conciertos de timbal algo cotidiano.