Los hilos del destino juegan con nosotros y, en ocasiones, nos deparan agradables sorpresas.

Valentí Figueres (Dénia, 1960) acudía invitado a casa de unos amigos al sur de Francia. De paseo, observó a lo lejos una casita de campo un tanto deteriorada: "¿Quién vivirá ahí?", se preguntó. Acudieron llevados por la curiosidad, y allí pudieron conocer a una señora un tanto solitaria, que después de un par de cafés empezó a contar la historia de su padre.

Jacek Lopuszanki fue un polaco que, ante el estallido de la II Guerra Mundial, cuando la Alemania nazi y la URRS se reparten e invaden Polonia, huye a Francia para sumarse al ejército de los aliados. Cruzó las montañas dirección a Hungría pero, en el trayecto, fue capturado por la policía secreta de Stalin. Le acusaron de pertenecer al servicio de espionaje británico. "¡Si yo no sé ni una palabra de inglés!", les gritaba. De poco le sirvieron sus explicaciones. Jacek Lopuszanki fue enviado al campo de trabajos forzados en Siberia.

Más conocid0s como los gulags de la Unión Soviética, estas cárceles sirvieron para el régimen stalinista un lugar de encarcelamiento de prisioneros políticos y de guerra así como un mecanismo de represión para cualquier atisbo o movimiento de oposición al Estado.

En 1942, después de tres años de sufrimiento y dolor (fue capturado en 1939), tomó una decisión. Jace Lopuszanki huyó del campo de concentración, en un viaje repleto de obstáculos, hasta que alcanzó la frontera de la antigua Persia, lo que hoy vendría a ser Irán. Fueron más de 40.000 kilómetros de recorrido. De miedo, hambre y frío. Pero así fue cómo Lopuszanki logró escapar de la muerte.

El director alicantino Valentí Figueres se frotaba los ojos mientras escuchaba la historia. "Después, nos enteramos que no había sido publicada ni llevada tampoco al cine. Porque Jacek (Lopuszanki) prometió que no contaría nada de su vida hasta que no muriese uno de sus mejores amigos en el gulag", cuenta Figueres.

El realizador alicantino se trasladó entonces a Derby, en Inglaterra, donde Jacek Lopuszanki estaba exiliado. Y cuando Valentí Figueres le propuso la idea de entrevistarle para un futuro documental, le contestó: "Sois los primeros". Fueron siete días de conversaciones, donde cada pieza de la historia revela la delgada línea que une la vida con la muerte en el transcurso de su ruta de escape.

Un año después de aquellas largas charlas, Jacek Lopuszanki falleció. "Nos sentimos como los herederos de esa promesa que él hizo. Una historia que encontramos como una casualidad, como una maravillosa casualidad", cuenta Figueres.

El encuentro entre Valentí Figueres y Jacek Lopuszanki se produjo en el 2001. Han pasado ya 10 años. Y en todo ese tiempo, la búsqueda de documentación ha sido otro de los pilares fundamentales en los que se sustenta el largometraje documental. "Jacek fue un personaje muy vivo. Un Don Quijote de Polonia", agrega Figueres.

En Siberia, pasaron por el campo de concentración más de dos millones y medio de personas. De todas ellas, solo salieron vivas unas 120.000, de las que poco o nada se sabe. El régimen stalinista ya se encargó de silenciar aquel lento genocidio. Y aún hoy, Rusia evita hablar de aquellos hechos.

Por eso, la historia de Jacek Lopuszanki es hoy más útil que nunca. Porque pone voz a los olvidados. A los olvidados del campo de trabajos forzados de Siberia.

Amigo de Slavomir Rawicz, de "Camino a la libertad"

¿Recuerdan la película Camino a la libertad? Dirigida por Peter Weir en el 2010, y protagonizada por Ed Harris y Colin Farrell entre otros, narra la supuesta historia de Slavomir Rawicz, que escapó del gulag de Siberia junto a otros compañeros para dirigirse al Himalaya, al desierto del Gobi y, atravesando el Tíbet, acabaron estableciéndose en la India. Y decimos "supuesta" ya que, según varios historiadores, Slavomir Rawicz inventó su propia historia basándose en el relato de otros compañeros que sí lograron huir del campo de trabajos forzados de Siberia, como Jacek Lopuszanki. Lo cierto es que ambos son de Polonia, ambos compartían una misma historia, e incluso eran amigos. Pero como advierte el director de documentales alicantino Valentí Figueres: "La BBC ha exhibido incluso varios trabajos de investigación desmontando la historia de Slavomir Rawicz, con datos imprecisos que él mismo cuenta en el libro. Está demostrado que no escapó así, tal y como lo cuenta".