Su padre fue músico mayor del quinto regimiento de Infantería Inmemorial del Rey; su madre, una melómana convencida y dos de sus tíos, compositores. En este ambiente, raro sería que Rafael Altamira no hubiera desarrollado una especial sensibilidad hacia la música y no solo como pianista o como oyente sino como divulgador y potenciador de su estudio a nivel académico. Por eso asistía todas las semanas a los conciertos de la Institución Libre de Enseñanza, casi siempre acompañado de Giner de los Ríos. Por eso, también, organizaba unas veladas musicales en su casa los miércoles por la tarde. Igualmente por ese motivo empezó a dar conferencias sobre el estudio de la música en la Extensión Universitaria de Oviedo y a promover una serie de reformas en la educación musical destinadas a difundir su estudio en todas las capas sociales.

Esta faceta desconocida del historiador y jurista alicantino, ignorada hasta ahora incluso por su propia nieta, Pilar Altamira, ha quedado al descubierto gracias a la investigación realizada por Leticia Sánchez de Andrés, profesora de Musicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid. Todo empezó mientras preparaba la tesis doctoral en torno al krausismo y al institucionalismo en la música. Ahí apareció Rafael Altamira, "como uno de los personajes fundamentales del institucionalismo", afirma. Eso fue en 2006, aunque la investigación centrada en el historiador alicantino se remonta a este año, con motivo del Congreso Internacional Rafael Altamira que se celebró en la Universidad Complutense de Madrid en octubre.

Lo curioso de la dedicación del jurista a la música es que no se limita a ser un melómano, un amante de la música como oyente o intérprete sino que considera esta disciplina como "una herramienta útil y necesaria para alcanzar la reforma y regeneración del país". Hasta ahora, "este aspecto se había considerado algo anecdótico, como algo curioso, pero nunca se había estudiado a fondo".

La autora de esta investigación distingue tres aspectos diferenciados en la relación de Altamira con la música: como historiador, como divulgador y como político. En cuanto al primer aspecto, investigó la historia de la música española "en sus manuales, monografías y revistas", ya que considera que la musicología "funcionaba como una ciencia auxiliar de la historia de la civilización".

Respecto a la faceta de divulgador, puso en marcha ciclos de conferencias en la Extensión Universitaria de Oviedo, que se prolongan durante diez años, y presidió durante los años 20 la Asociación Madrileña de Cultura Musical. Además, realizó crítica literaria y fue organizador de conciertos, "ya que consideraba que la música debía llegar a todo el mundo" y también que "había que brindar oportunidades a la música española para fomentar su conocimiento". En este sentido, su casa fue un punto de encuentro los miércoles, ya que organizaba veladas musicales. Y allí dejaba ver su predilección por Wagner, Bach, Mendelssohn, Tchaikovsky, Berlioz, Beethoven...

Desde el punto de vista político, Rafael Altamira desarrolló una labor fundamental. Durante su mandato al frente de la Dirección General de Primera Enseñanza (1911-1913) inició una serie de reformas en la educación musical, "porque consideraba fundamental ofrecer una educación musical de calidad a los niños y por eso consideraba imprescindible educar a los maestros; en este sentido mejoró notablemente su formación". De la misma manera, mejoró el sueldo de los profesores de música, "todo un indicativo de la importancia que la música tenía para él porque consideraba que ayudaba a la formación integral del hombre".

Además entabló amistad con algunos de los musicólogos, compositores e intérpretes más relevantes de su época, como Bretón, Fernández Arbós, Chapí -"con su amistad me honró y me honró de tan amable y delicada manera que para siempre me ligó a él con el lazo de la más profunda gratitud", escribía el historiador en el Diario de Alicante-, Óscar Esplá y, sobre todo, Felipe Pedrell, al que califica de "amigo y maestro".

Homenaje de la Banda Municipal de Alicante

Será esta misma mañana, a partir de las 12, cuando la Banda Municipal de Alicante se sume al Año Internacional Rafael Altamira, con un concierto en el que se interpretarán algunas de las composiciones que el historiador más admiraba. La selección, realizada por Leticia Sánchez de Andrés, incluye obras de Wagner, Tchaikovsky, Berlioz, Bañuls, Esplá, Bretón y Chapí, que sonarán en el Aula de Cultura CAM. Este será el segundo concierto del ciclo organizado en homenaje al estudioso alicantino. El primero tuvo lugar en el Teatro de la Escuela Superior de Canto de Madrid el pasado 20 de octubre, con motivo de la clausura del Congreso Internacional Rafael Altamira, y en él se interpretó un trío de Chapí que no se tocaba desde 1879. El segundo es el que se celebra esta mañana en Alicante y el tercero será el próximo 10 de diciembre, en la Sala de Cámara del Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo.