Ni gitano, ni andaluz, ni del siglo XX. El primer cantaor que actuó en Estados Unidos fue el alicantino Antonio Grau Mora, nacido según su partida de nacimiento en Callosa de Segura en 1847 y conocido en el mundo el cante como "Rojo El Alpargatero". En 1892, El Alpargatero hizo tres noches como cantante flamenco en el espectáculo que llevaba su cuñada, la bailaora Carmencita, en el Chickering Hall de la ciudad de los rascacielos cuando era puerto de inmigrante y todavía proyecto de megalópolis. El investigador y profesor de Semiótica de la UA Kiko Mora ha descubierto que el primer cantaor en Estados Unidos tenía acento alicantino mientras prepara un libro sobre la vida de la artista almeriense Carmen Dauset Moreno, Carmencita.

"Esta información completa los datos de un libro ya editado sobre Rojo El Alpargatero donde no aparece nada de este viaje", asegura Mora, quien ha publicado en la revista Lumière parte de la documentación que prueba el viaje y las actuaciones del artista callosino. Así, según recogen los archivos portuarios recopilados por Mora, el 26 de marzo de 1892 ponía pie en Nueva York el primer cantaor que llevó este arte popular española a los escenarios de la ciudad insomne. Se inscribió junto a la hermana de su mujer, se declaró "artista" de profesión y dijo tener 41 años -aunque según su partida de nacimiento en aquel momento tenía 45-.

El también doctor en Filosofía por la Universidad de Ohio relata que Rojo cantó los 8, 13 y 15 de octubre en el teatro citado. Es decir, varios meses después de su llegada, ya que al principio Grau acompañó a Carmencita en una gira de verano. Ella era, según el experto en la artista almeriense, una celebridad pintoresca en un país obsesionado con lo exótico. El eco arábigo del arte andaluz era muy apreciado en una ciudad donde "la torre del antiguo Madison Square Garden era muy parecida a la Giralda de Sevilla" y donde "Carmen de Bizet se representaba con éxito desde hacía 20 años", explica Mora. El flamenco de cartageneras y malagueñas de Rojo El Alpargatero "debió ser de lo más exótico" en los escenarios de la ciudad, añade el profesor.

Y es que a pesar de haber nacido en la Vega Baja, Antonio Grau se formó el oído en las minas de La Unión, donde regentaba una taberna tras hacer el servicio militar en Cartagena. "Además, Rojo dominaba las malagueñas, por lo que es muy lógico que las cantara en el espectáculo Las Ventas de Cárdenas", el sainete en el que cantó y que Mora ubica en la provincia de Málaga.

El autor del descubrimiento no puede asegurar "que no hubiese habido alguien haciendo flamenco años antes", pero sí da fe de que se trata del primer artista famoso de este género musical que cruzó el charco para actuar en EE UU. Fue invitado por Carmencita cuando aquí en España era ya conocido, explica Mora.

Que Rojo fuese payo y pionero tampoco ha sorprendido al profesor y flamencólogo de la UA. "El flamenco como tal no tenía en 1890 ni 40 años de historia. Y era una música tan paya como gitana. Ese es uno de los grandes mitos que habría que derribar", apunta Mora, quien sostiene además que su cuñada Carmencita "hacía baile español o música preflamenca", ya que la danza que hoy conocemos con el nombre del cante no se había desarrollado entonces, en opinión del profesor.

Sin noticias de El Alpargatero

Si bien medio siglo después la norme repercusión del debut estadounidense de La Faraona quedó magistralmente resumida por The New York Times con la frase "Lola Flores no canta ni baila, pero no se la pierdan"; Mora lamenta "no haber podido encontrar todavía" ninguna reseña ni crítica de la actuación de El Alpargatero en los periódicos y revistas de la ciudad. Tan sólo ha dado con el anuncio en el New York Herald-reproducido sobre estas líneas-, donde se habla de Grau como un "famoso cantaor andaluz". "Es será la primera fiesta flamenca de artistas conocidos ofrecida en los Estados Unidos", constata el investigador de la UA, quien no obstante reconoce que "la repercusión en prensa de esta actuación debió ser mínima".

Más allá de la anécdota histórica, el hallazgo tiene un impacto importante para la flamencología, en opinión de Mora. "Ahora sabemos que los primeros intercambios con América no fueron con Cuba, y que hubo una influencia anterior que viajó hacia ambos lados, Estados Unidos y España. Esto ocurre 60 años antes de que el jazz de Miles Davis deje entrever sus influencias flamencas", apunta el profesor de la UA.