La banda británica Jamiroquai puso ayer a bailar a Río de Janeiro con su funk entusiasta y Stevie Wonder ofreció en el Rock in Rio un emocionante recital de soul con su inagotable colección de números unos.

Tanto Jamiroquai como Wonder no decepcionaron en su papel de mayores atracciones de esta jornada extra del festival, que fue añadida a la programación con un calzador después de que se agotaron rápidamente todas las entradas de los otros seis días de conciertos.

El vocalista Jay Kay, famoso por sus sombreros extravagantes, hoy usó una corona de plumas violetas y blancas y no paró de bailar en toda la actuación, que estuvo plagada de éxitos como "Cosmic Girl", "Little L", "Travelling Without Mooving" o "Love Foolosophy".

Para cerrar la noche, Stevie Wonder preparó un repertorio de cerca de dos horas de duración, con una veintena de temas con los que ha reventado las listas de ventas en las últimas décadas.

La actuación del pianista comenzó, teclado en mano, con la animada "How Sweet It Is", un gran éxito del soul que encandiló a gran parte de los 100.000 espectadores que llenaron la Ciudad del Rock.

El soul tuvo otras dos dignas representantes que cautivaron esta cuarta jornada del Rock in Rio, la estadounidense Janelle Monáe, segunda en el escenario principal, y la poderosa voz de la británica Joss Stone, que ofreció una actuación llena de energía en el escenario Sunset.

La pasada noche también contó con la actuación de Kesha, el último fenómeno de música comercial adolescente, que presentó temas discotequeros, como la popular "Tik Tok", pero su directo un tanto flojo solo consiguió el aplauso de los más jóvenes, que se apiñaron en la primera fila.

La cantante estadounidense estuvo poco afinada, más que entonar se desgañitaba y tampoco le acompañaron los interminables parones entre las canciones, que causaron que la mayoría del público desconectase pese a sus patentes ganas de fiesta.