Es uno de los debates filológicos más interesantes de los últimos meses y todo apunta a que hará correr mucha tinta. ¿Dónde estaba Joanot Martorell los últimos años de su vida, justo cuando escribió el Tirant lo Blanc? Paradojas de la historia de la literatura, pero el rastro del autor de la novela valenciana más importante se pierde entre 1458 y marzo de 1465, probable fecha de su muerte.

Hasta no hace mucho, la teoría extendida -gracias fundamentalmente a los estudios del profesor de la Universitat de Girona Jaume Torró- era que buena parte de ese periodo lo pasó en Barcelona, en la corte del Príncipe de Viana. Pero desde hace un año, otra interpretación divide a los especialistas: el historiador afincado en Valencia Agustín Rubio Vela dio a conocer en el congreso de 2010 de la Institució Alfons el Magnànim (IAM) sobre el Tirant un estudio que sitúa a Martorell en ese periodo final como procurador del condado de Dénia (hasta principios de 1463, cuando pierde el puesto).

Quien ha tomado ahora la letra para decir la suya en este debate es el catedrático de la Universitat de València Antoni Ferrando. Lo ha hecho precisamente en las actas de aquel congreso, que acaban de ver la luz y que recogen también los argumentos de Torró y Rubio Vela. Ferrando aprovecha su artículo sobre el Curial e Güelfa para inclinarse por la teoría de este último. Siempre, eso sí, con toda la cautela, ya que se trata aún de una "cuestión abierta", que dista de estar resuelta, requiere más investigación y, como subraya, evitar prejuicios y la tendencia a formar bandos (una teoría barcelonesa del Tirant frente a otra valenciana).

No obstante, el catedrático escribe que "el Martorell del conde de Dénia de 1463 se ajusta mucho más a la imagen descrita en 1465 por el procurador de Martí Joan de Galba" (el primer editor de la novela, a quien el autor empeñó el manuscrito por cien reales en 1464 ante los problemas económicos que sufría). Se refiere a que el secretario del editor dejó escrito que "mossén Martorell passava moltes necessitats" y Galba "li prestava dinés sovent (sic)". Esa imagen del caballero empobrecido encaja más, dice Ferrando, con el procurador viejo de Dénia que había perdido su puesto de trabajo.