Su último descubrimiento, que ha dado la vuelta al mundo y apareció publicado en una de las revistas científicas más prestigiosas -Chemical Reviews-, ha sido el hallar los principios para crear vacunas sintéticas para las 517 enfermedades infecciosas que existen. ¿Cuándo serán una realidad?

Llevo 33 años buscando una metodología racional para el desarrollo de vacunas para las 517 enfermedades infecciosas que existen, de las que sólo hay vacuna para 15. En mi país, por ejemplo, no tenemos vacuna para el dengue y hay que tener presente que las inundaciones están cambiando el panorama epidemiológico. Es más lo que nos hace falta que lo que tenemos y en 123 años sólo hemos logrado 15 de estas vacunas.

¿Cuál es la diferencia entre las vacunas químicas y las biológicas?

Hasta ahora se utilizan productos biológicos, mutantes de la naturaleza, pero nosotros nos propusimos usar la química para resolver el problema y poder crearlas a través de moléculas sintéticas. Ha sido un camino tortuoso porque había que descomponer el microbio para detectar la parte que induce las defensas. Una vez identificadas las moléculas estudiamos cómo estaban compuestas químicamente y fabricamos moléculas en pequeños fragmentos -20 aminoácidos- con las que estuvimos vacunando a monos en el Amazonas. De esta forma descubrimos la primera vacuna SPF-66 en el año 1986, después de 65 frustraciones.

Esta primera fórmula tuvo muchos críticos por su baja eficacia...

Aquella vacuna protegía al 40% de los monos vacunados y en ensayos con humanos a partir del año de edad oscilaba entre un 30 y un 50%. Es una vacuna incompleta que nos ha dado reconocimiento internacional, pero nunca quedé satisfecho. Con ella fueron vacunadas casi 100.000 personas en todo el mundo.

¿Qué le hizo cambiar de rumbo en ese momento?

En 1996 frené en seco y dije que no vacunaba a nadie más. Ahí comenzamos a buscar otras proteínas y un colaborador, Mauricio Calvo, encontró el principio básico para crear las vacunas sintéticas. Cuando en 2002 se dio el genoma de la malaria y se conoció que el parásito usaba 50 "extremidades" nosotros ya teníamos reconocidas 40.

En unos días presentará la nueva vacuna contra la malaria, ¿qué diferencia a esta de la anterior?

La nueva vacuna, llamada Colfavac -Colombian Falciparum Vaccine- llega al 90% de efectividad en monos y no necesitaremos hacer tantos ensayos en humanos. En junio de 2012 comenzará a probarse, ya que hay que esperar unos meses por las normas jurídicas y biomédicas.

¿Para cuándo podría estar en el mercado?

No me atrevo a hablar de tiempos, porque en este campo nunca se sabe. Además, el estudio tiene un gran coste, ya que vacunar y hacer seguimiento de 50 personas no baja de los 2,5 millones de euros.

Con la primera vacuna donó gratuitamente los derechos de distribución a la OMS -Organización Mundial de la Salud-, aunque incluyó una cláusula para que se fabricara en Colombia. ¿Ésta también la donará?

Ésta no la donaré a la OMS. En este tiempo han quedado claros cuáles son los intereses que hay detrás de la Organización Mundial de la Salud y el caso más claro fue la gestión de la gripe A con la vacuna H1N1.

¿Cuáles son los planes entonces para poder producirla?

Hay unos 25 inversores interesados en crear un consorcio para poder fabricar la vacuna de la malaria y la de la tuberculosis. Estas personas no buscan ningún tipo de rédito, por lo que funcionaría como una fundación. La financiación inicial de la investigación partió de Colombia, pero España también ha colaborado a través de la Fundación Sadar y la Agencia de Cooperación.

Dar la espalda a la industria farmacéutica le ha cerrado muchas puertas, ¿cómo ha sido trabajar sin su apoyo?

A la industria esto le sentó muy mal. Las farmacéuticas tienen un mercado mayor que las petroleras y enfrentarse a ellos es un suicidio. A nadie le cabe duda de que nuestra salud está en sus manos y es lamentable. Tuve la opción de negociar con dos compañías para la vacuna de la malaria y mientras que a mí me cuesta 0,10 euros la unidad ellos la querían fabricar a 50 euros.