Nadie faltó a la cita. Amigos y familiares quisieron despedirse ayer de los restos del escritor argentino Ernesto Sábato, fallecido el pasado sábado a los 99 años, con una ceremonia en un cementerio privado a las afueras de Buenos Aires.

El club Defensores de Santos Lugares, al que Ernesto Sábato concurría a tomar café y a jugar al dominó con sus vecinos, tuvo que reabrir sus puertas por decisión familiar para que amigos y familiares dieran el último adiós al escritor argentino, fallecido por una bronquitis en la localidad bonaerense de Pilar.