"Hoy sería un hombre feliz y satisfecho". Lo dicen los que mejor le conocían, los que vivieron junto a él ese momento trascendente para su vida y para la de la ciudad. Quizá Alicante no fue consciente. Tal vez pasó desapercibido el acto de generosidad de Eusebio Sempere. Porque la Colección de Arte Siglo XX convirtió a la ciudad en depositaria de uno de los fondos de arte contemporáneo más importantes de España en ese momento, solo superado por el existente en Cuenca. Miró, Kandinsky, Chillida, Zobel, Mompó, Saura, Dalí, Delauney... (la espinita del artista fue no conseguir un Picasso) son solo algunos de los nombres que están representados ahora en el MACA y que costaron mucho esfuerzo y dinero al artista de Onil. A destacar el Juan Gris, primero de este autor que se colgó en un museo en España.

El 31 de enero de 1977, Manuel Sánchez Monllor, directivo de la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia, leía durante la inauguración de una exposición un papel que horas antes había escrito siguiendo los dictados de Sempere. "Con el propósito de que en Alicante haya una colección de pintura y escultura del siglo XX..." era el comienzo de una declaración a través de la cual anunciaba la donación de sus obras a la ciudad. El testigo lo cogió Ambrosio Luciáñez, entonces alcalde en funciones. Después empezó a buscar emplazamiento.

"Ese día comimos juntos -asegura Paco Pastor, amigo, patrono por deseo expreso de Sempere y uno de los propietarios de Galería Italia junto al desaparecido Gonzalo Fortea- y me dijo que iba a donar la colección. Estaba entusiasmado y al principio todo fue muy bien. Luego no tanto, de hecho tenía más cosas que podía haber aportado pero en vista de las circunstancias le aconsejamos que no lo hiciese".

"Fue una sorpresa", destaca José Díaz Azorín, también amigo personal del artista y miembro de la junta directiva. "Él estaba muy contento y entusiasmado". Arcadi Blasco, compañero de Sempere y también de la junta directiva, afirma que "estaba muy ilusionado pero yo le echaba jarros de agua fría porque me parecía que Alicante no estaba preparada para recibir esa colección y hacerse cargo de ella".

"Tengo gran ilusión por que la donación llegue antes a feliz término y aquí me tienes tramando nuevas compras lo más significativas posibles...". Ese fue el principio, la carta que un día después de anunciar la donación escribió a Sánchez Monllor.

La inauguración del museo no tardó demasiado. El 5 de noviembre de 1977 abría sus puertas La Asegurada, en el edificio más antiguo de la ciudad. Artistas como Fernando Zobel o Lucio Muñoz acudieron al acto para apoyar a Sempere. Detrás, un gran esfuerzo en la recopilación de obras y el montaje, que realizó junto a Pastor y Fortea, además de su colaborador Abel Martín. "Vimos el Palacio de las Brujas y algún edificio más, pero el ayuntamiento le propuso La Asegurada y le entusiasmó". Elena Escolano, esposa de Paco Pastor y también elegida por Sempere como patrono, resalta que "le gustó la sencillez del edificio, la calidad de la piedra... Estaba feliz, pero luego no se cumplió todo. Se pensó que lo hacía con afán de presunción cuando él ni siquiera puso obra suya en la colección". En este sentido, Pastor destaca que "de hecho tuvimos que llevar piezas suyas Gonzalo y yo para la inauguración".

"La colección -resalta Sánchez Monllor- aportó una gran modernidad y diversidad a la ciudad, le hizo dar un salto cualitativo. Pero pasado un tiempo, cuando cambió la gestión municipal, se dijo que había que meter a pintores locales figurativos y él amenazó con retirar la colección porque decía las cosas como las sentía, libre de ataduras. Hubo que poner muchos parches para calmarle. Después llegó otra etapa de vacío, de atonía absoluta y el museo languideció. Se empezaron a incumplir cosas de los estatutos, no se reunía a la junta general...".

José María Perea, entonces miembro del PCE, fue convocado en 1978 junto al alcalde Ambrosio Luciáñez y al socialista Segundo García. "Entonces nos transmitió su deseo de que se cuidase la donación, que se respetasen sus requisitos y que nunca fuera motivo de división política. Allí nos comprometimos a que fuera así. Yo creo que era una de las mejores colecciones de arte contemporáneo en ese momento y Alicante ha tenido una oportunidad que no ha sabido aprovechar bien".

Paco Pastor recuerda que hubo mucho abandono. "Había un indicador en la calle en el que ponía Colección Arte Siglo XX y abajo había siempre bolsas de basura. Eso fue muy significativo. Aquí no se entendía el arte abastracto y se veía como si lo hubiera hecho para gloria suya. Fue un constante desasosiego porque funcionaron las cosas muy mal. No había presupuesto, todo era muy precario... Varias veces me llamó a medianoche para decirme que cogiera un camión y me llevase las obras a mi almacén en Novelda... pero eso no podía ser". Sin embargo, Sempere siguió comprando obra, incluso vendiendo tierras para poder hacerlo, y cambiándola por piezas suyas. "Se quedó sin un duro".

Blasco se muestra más drástico. "Hubo momentos en que no estuvo satisfecho y hubiera sido más importante que esa obra estuviera en su pueblo, seguro que le hubieran hecho más caso. Con el tiempo me dio la razón porque todo fue muy dificultoso".

Los duros comienzos

Desde las entrañas de La Asegurada, Segundo García conoce de primera mano la fase siguiente, tras el fallecimiento del artista en 1985, ya que asumió su dirección en el 88. "Después de una gran desidia y abandono, pese a las buenas intenciones, me propusieron dirigir el museo. No había presupuesto, los vigilantes eran policías municipales mayores. Me encontré sin nada...".

Pasó un año hasta que la colección se reconoció como museo y entonces al menos se pudo dar una subvención de 10 millones de pesetas. "Yo denuncié muchas veces la situación, algo que luego me trajo una serie de problemas, pero eso era una vergüenza", se lamenta. Incluso un periodista sacó un reportaje demostrando lo fácil que era llevarse una pieza. "Empecé a ser director sin posibilidades de hacer cosas, nunca tuve un técnico en condiciones, todo eran inconvenientes. No era un museo, era un almacén de cosas". Sin embargo, por primera vez se hizo el inventario de la colección y se organizaron cursos, conferencias "y hasta teatro". Asegura que fue "la etapa más horrible de mi vida, fue una gran frustración y más de lo que trabajé yo no creo nadie haya trabajado. Menos mal que apareció Rosa Castells -ahora directora en funciones del MACA- y entonces pudimos hacer cosas".

"Después de la muerte de Sempere todo fue un despropósito, la junta no se convocaba y no se hizo bien", asegura Pastor, algo que comparte Azorín. "Se ninguneó a la junta y pasó el tiempo sin que se nos tuviera en cuenta".

García ocupó ese cargo hasta 1995. "Después llegó Pablo Rico y se decidió restaurar la colección y el museo, y dividir la exposición en tres partes. Eso no estaba contemplado en los estatutos, pero era bastante sensato y la junta lo aprobó porque se veía mucho mejor".

Otra fase importante fue la ampliación del museo. A principios de los 90 se adquirió el edificio colindante. Entonces se empieza a gestar un proyecto de ampliación, realizado por los arquitectos municipales, que presentó el entonces concejal socialista de Cultura José Antonio Martínez Bernicola, justo antes de que las elecciones cambiaran de signo político al gobierno municipal. En el proyecto intervino como asesor Tomás Llorens, exdirector del IVAM, del Reina Sofía y del Thyssen. "Este proyecto costó su dinero y su esfuerzo, y luego no se tuvo en cuenta para nada", afirma Arcadi Blasco. Y es que el nuevo concejal, Pedro Romero, encargó otro proyecto. "El inicial tenía un coste de 900 millones de pesetas y se reservaron hasta 535 del Plan Racha para su financiación, sin embargo, Romero encargó otro", dice Azorín.

Desde entonces la historia ha ido lenta pero al final efectiva. En 2002 se aprobó el proyecto; en 2005 se puso la primera piedra; hasta mayo de 2010 no se inauguró el nuevo edificio y el pasado día 22, abrió sus puertas con la Colección Arte Siglo XX, el legado de Juana Francés y el fondo municipal de obras de Sempere.

Ahora, todos coinciden en que el artista estaría encantado. "Este museo es precioso. Estaría muy contento, sobre todo compartir espacio con Juana y con sus propias obras, aunque esto tenía que haber sucedido sin tanta espera y con otro talante", asegura Pastor. Igual piensa Segundo García. "Es un museo ejemplar y estaría loco de contento, las obras están como nunca, restauradas, limpias y perfectamente expuestas".

Para Arcadi Blasco es "espectacular, todo está muy bien ordenado, ahora falta que los alicantinos lo usen y sepan apreciarlo". Azorín destaca que "me hubiera gustado que él lo viera porque está todo muy bien colocado y distribuido. Estaría encantado.

"Estaba reflexionando y pienso que si él lo viese tendría cara de satisfacción, estaría pleno y olvidaría estos 34 años de espera porque la realidad es muy hermosa", dice Sánchez Monllor. Y José María Perea concluye: "El MACA y el MARQ deben ser los dos pilares de la oferta cultural de la ciudad".