El pintor alicantino José Antonio Serna Ramos falleció el pasado sábado a los 83 años de edad y fue incinerado ayer en Valencia -ciudad en la que residió durante sus últimos años- después de un breve oficio religioso en Moncada y una ceremonia laica celebrada en la capital, según informó ayer su hija Raquel. El artista, nacido en Alicante en 1927 y afincado en Francia en los años 50, era un exponente de la Escuela de París y del expresionismo abstracto, de cuya obra se ofreció una retrospectiva única en el año 2008 en Alicante, bajo el título de Serna Ramos: Más de medio siglo de pintura, 1952-2008.

Con barba poblada y aspecto de ermitaño, de vida bohemia e ideas anarquistas, quienes conocieron a Serna Ramos lo definen como un artista peculiar que mantenía un vínculo muy especial con su trabajo y al que le costaba desprenderse de sus obras. De hecho, miles de sus cuadros descansan en su estudio.

El diputado provincial de Cultura, Pedro Romero, recuerda esta faceta de Serna Ramos, al que describió como "un pintor magnífico, tremendamente bueno, que tenía un problema y es que no quería vender ningún cuadro. Yo estuve en el estudio que tenía en Alfonso El Sabio y me quedé impresionado de lo que vi porque allí habría más de 1.500 cuadros". Romero, que organizó con él dos exposiciones en Alicante, añade que "era un pintor muy celoso de su obra y muy prolífico -era capaz de pintar veinte cuadros en un día- y en una ocasión hace años le ofrecieron 700.000 pesetas de las de entonces por un cuadro suyo y en el último momento decidió no venderlo".

A pesar de ser un artista reconocido por la crítica y muy versátil en su pintura, Serna Ramos se exhibió poco. Una de sus últimas muestras, celebrada en 2008 en el castillo de Santa Bárbara de Alicante, fue la retrospectiva de su obra organizada por el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana. En el acto de inauguración, el artista tomó la palabra para expresar una sola frase: "El pensamiento es sagrado".

En la actualidad, se da la circunstancia de que una pequeña parte de su obra está expuesta en la Delegación de la Generalitat Valenciana en Madrid hasta finales de enero. Queda pendiente, aseguró ayer su hija, una gran exposición antológica que Serna Ramos deseaba en el IVAM, pero que es un proyecto aún por cerrar.

Su primera formación artística la recibió en la Escuela de San Carlos de Valencia entre 1945 y 1948, después estudió en el Seminario Teológico Bautista de Barcelona y de allí pasó a París en 1956, donde fue discípulo de Henri Goetz, recibió clases en la Escuela de Bellas Artes y asistió también en la capital francesa a la Academia Grande Chaummière.

Serna Ramos fue también dibujante de cómics. Tras su regreso a España en 1975 vivió primero en Barcelona y luego entre Alicante y Valencia. En Barcelona trabajó para la editorial Bruguera, en la que creó personajes como Pepe Trola, Tica o Cucaracho.