El escritor peruano Mario Vargas Llosa recibió ayer de manos del rey Carlos Gustavo de Suecia la medalla y el diploma que le acreditan como Premio Nobel de Literatura 2010, en una ceremonia celebrada en la Sala de Conciertos de Estocolmo. Con semblante serio y tras haber seguido atentamente la ceremonia, el escritor realizó una reverencia ante el monarca sueco, quien le entregó el diploma y la medalla de oro con el rostro de Alfred Nobel que reciben los premiados.

Vargas Llosa, de 74 años, fue el cuarto en recibir el galardón, después de que fueron entregados los de Física, Química y Medicina, y antes del Premio Nobel de Economía. "Estimado Mario Vargas Llosa. Usted ha encapsulado la historia de la sociedad del siglo XX en una burbuja de imaginación. Esta se ha mantenido flotando en el aire durante cincuenta años y todavía reluce", expuso en castellano, tras un discurso en inglés, el representante de la Academia Sueca, Per Wästberg, al invitar al escritor a acercarse al monarca para recoger el Premio.

Wästberg dijo al presentar al escritor, ensayista y cronista peruano, que también tiene la nacionalidad española, que por medio de la ficción Vargas Llosa "penetra en los entresijos del poder y explora las obsesiones de sus explotadores". "La historia aplasta a los personajes de Vargas Llosa pero no a sus conciencias", enfatizó.

Wästberg dijo que el autor de una de las narrativas más singulares en lengua castellana cree en "la fuerza de la literatura". En la literatura como "baluarte contra el prejuicio, el racismo y el nacionalismo intolerante, ya que en toda la gran literatura, los hombres y mujeres de todo el mundo son iguales. Es más difícil acabar con un pueblo que lee mucho", añadió. Un escritor, apuntó, que lucha por la libertad de expresión y los derechos humanos en todo el mundo y quien ha hecho de la defensa de la libertad uno de sus estandartes y no siempre en armonía con otros importantes escritores.

El representante de la Academia sueca hizo un recorrido por la trayectoria literaria de Vargas Llosa desde sus comienzos como "renovador de la novela" hasta hoy como un literato "épico" cuya estatura traspasa Latinoamérica y cuya creación abarca todos los géneros.

Y citó su última novela, El sueño del celta, en la que Vargas Llosa retrata la esclavitud en el Congo, en la época de Leopoldo II. Sin olvidar otras obras como La fiesta del Chivo, en la que, dijo, "el servilismo y el despotismo son retratados con una intensidad brutal", durante la dictadura de Rafael Trujillo en la República Dominicana.

También hizo referencia a sus primeras novelas como La ciudad y los perros y La casa verde, sin olvidar La guerra del fin del mundo, en la que el autor hace un retrato de los fanáticos y su visión del mundo. Al recorrer su ideario político, Wästberg recordó que la política de (Fidel) Castro le transformó de marxista a liberal. Asimismo, evocó su paso por la política cuando en 1990 se presentó como candidato a la presidencia de su país sin éxito.

Refirió además su labor como historiador, ensayista y columnista tratando los temas más candentes, incluyendo el fútbol y el miedo a volar. Impenitente viajero, Vargas Llosa recorre los puntos más candentes del mundos y recuerda a Graham Greene, dijo el representante de la Academia Sueca. Igualmente mencionó en su largo discurso a la esposa de Vargas Llosa, Patricia, que, junto a sus hijos, Álvaro, Gonzalo y Morgana, seguían la ceremonia desde la tercera fila del auditorio.

Una ceremonia a la que también asistieron la ministra española, Ángeles González-Sinde, su colega peruano, Juan Ossío, y Fernando de Szyszlo, enviado especial del presidente peruano, Alan García. Desde que en 1990 fuera premiado el escritor mexicano Octavio Paz, las letras españolas no habían recibido este galardón.

El estricto protocolo marcó la ceremonia que presidió el rey Carlos Gustavo de Suecia, acompañado por la reina Silvia, la heredera Victoria y su esposo, Daniel Westling, y el príncipe Carlos Felipe, y en la que se entregaron los premios de Medicina, Física, Química, Literatura y Economía. Los dos mayores aplausos fueron para Robert G. Edwards, considerado el padre de la fecundación in vitro, que debía recibir el Nobel de Medicina. Después de haber escuchado el himno nacional del país anfitrión, las primeras palabras fueron para este investigador de 85 años, que pudo viajar a Estocolmo por problemas de salud.

El vino de Rioja vuelve a ser el elegido para la celebración en la gala de la Academia sueca

La gala de los premios Nobel ha contado, por quinto año consecutivo, con el Rioja como vino exclusivo, tanto en la fiesta que se celebra después de la entrega de premios, como en la cena, según informó ayer el Consejo Regulador de la Denominación Rioja.

Para este acto, 25 marcas de vino de Rioja han aportado de forma voluntaria las botellas que se sirvieron ayer en ambos actos, en los que varios miembros de la escuela de sumillería más prestigiosa de Suecia ofrecieron una degustación e informaron sobre las características de estos vinos. En esta ocasión, además, se da la circunstancia de que el premio nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, recibió en 1996 el Premio Prestigio Rioja.

El Banquete, que se celebra en el Ayuntamiento de Estocolmo, es una cita más restringida que la gala de entrega de los Premios, a la que están invitadas 1350 personas, entre ellas 220 estudiantes de distintos centros escolares de Suecia. El menú del banquete es el secreto mejor guardado, y sólo es revelado cuando todos los invitados están sentados en sus mesas. EFe