Faltaban algo más de dos horas para el enlace matrimonial entre el diestro alicantino José María Manzanares y Rocío Escalona cuando la plaza de la Muntayeta, junto a la Subdelegación del Gobierno y la iglesia Nuestra Señora de Gracia que acogía la boda, estaba atestada de público. Eran alrededor de las once de la mañana y los operarios trabajaban a contrarreloj extrayendo el plástico que protegía la alfombra roja y colocaban las últimas flores que decoraban el lugar del escenario. Entre el público, había un claro dominio del femenino. Y muchas de ellas, como aseguraron a este medio, se habían reservado esa mañana para una cita "tan especial". Pero la expectación de la boda también se palpitaba entre la zona de prensa, donde se apiñaban cámaras de televisión nacionales, agencias especializadas en la prensa del corazón y conocidos reporteros de programas como el de Ana Rosa Quintana, "Sálvame" o "Vuélveme loca", todos ellos de Telecinco, o el de "Espejo público", en Antena 3. Nadie se quería perder, en definitiva, la boda del año.

Para dejar pasar el tiempo hasta la hora del enlace, hay quien encontró su pasatiempos personal. Y por eso fueron muchas las personas que quisieron comentar las noticias de la prensa rosa con los medios que de Madrid y Barcelona, sobre todo, se desplazaron a Alicante para cubrir expresamente el enlace del torero José María Manzanares en Alicante. Algunas mujeres incluso solo pedían la "alcachofa" de este u otro programa para "vacilar" ante sus amigas. Y el caso es que, más allá de la boda, la gente del público se lo pasó en grande.

Quedaba por entonces una hora para la boda, fijada para las 12.30 del mediodía, cuando llegaban los primeros invitados. No eran todavía caras conocidas, pero hubo quien aplaudió y gritó como si lo fueran. Y el caso es que, llevados por la vergüenza o no se sabe bien porqué, estos primeros invitados desfilaron a toda prisa por la alfombra. "Parecen toros que acaban de salir al ruedo", decían varias mujeres entre risas. Otras personas que también asistieron al enlace no quisieron pasar por la alfombra roja y se colaron discretamente por las esquinas habilitadas para la prensa. Y también hubo más de una mujer invitada que no quiso pasar sola y fue acompañada por alguno de los miembros de seguridad contratados. Y es que la imagen es lo que cuenta.

Sea como fuere, al calor empezaba ya a apretar muy fuerte. Y tanto es así que algunos reporteros expertos en esta materia, aquellos que están acostumbrados a perseguir y esperar a la Pantoja durante largas jornadas, sacaron su crema de protección solar y se pringaron la cara. Y muchos compañeros le siguieron para aguantar el sol de justicia que caía sobre la ciudad.

La catarata de famosos no se produjo hasta la llegada de los primeros autobuses. Entre ellos, el matador de toros, El Soro, quien llegó en muletas después de una reciente operación. A su paso, gritos de "¡torero!", que agradeció constantemente al público lanzando besos al aire. Poco después, se pudo ver al también torero Pepín Liria, quien no pudo evitar que su mujer tropezara con uno de los escalones camino de la iglesia y cayera de rodillas al suelo. No hubo risas entre el público, sino lamentos, y desde ese instante una azafata de la organización del evento se encargó de avisar a todos los invitados para evitar más sustos. Aún así, durante toda la pasarela de famosos, este tramposo escalón se convirtió en casi un juego, con el que el público preveía quién sería la próxima víctima. Y, por cierto, hubieron varias más. También hubo alguna que otra mujer que se le cayó el tacón alto a la entrada de la iglesia, y que al final le llamaron cariñosamente como la "Cenicienta de Manzanares".

Mientras iban llegando los invitados, se comentaron como era de esperar todos los trajes y modelos que lucían los asistentes a la boda. Y lo cierto es que los hubo de todas clases y colores. Hay quien optó por un abrigo de terciopelo largo (con el que andaría asfixiada por el terrible calor que hacía) o hay quien se inclinó por una atractiva y corta falda, acompañada por un traje de mangas cortas. Con todo, la conclusión de vestuario es que nadie se aclaró con el tiempo que iba a hacer, y mientras unas se fueron por las prendas de verano otras lo hicieron con las de invierno. Pero la verdad es que las condiciones meteorológicas nos engañaron a todos. A primera hora de ayer se vislumbraban nubes negras, que desaparecieron después por un sol sofocante.

El periodista Carlos Herrera, con su mujer, Mariló Montero, presentadora de "La mañana de la 1" en TVE, también fueron muy aplaudidos, como el músico José María Cano y el maestro de las tertulias taurinas de la SER, Manolo Molés. Pero los primeros focos de atención se centraron en Estrella Morente, preciosa con su traje azul, cogida muy fuerte de su marido Javier Conde. Fueron también los primeros en acercarse a la prensa. "Para mí es una enorme alegría estar aquí, y ver cómo la gente del Mediterráneo se tira a la calle para venerar a su torero", dijo Conde, al mismo tiempo que añadió su mujer: "Que tengan una felicidad como la nuestra". "¿Será éste el paseíllo más importante de Manzanares?", le preguntaban los periodistas antes de salir disparado para la misa, y Javier Conde respondió que: "La vida es un continuo paseíllo, porque está la mujer, los hijos, el trabajo... todo es en la vida un paseíllo".

Sobre las 12.35 horas llegó finalmente el novio, José María Manzanares, junto a su madre, Yeyes Samper. Y los gritos entonces del público no cesaron: "¡guap0!", "¡torero!", repetían una y otra vez, lo que obligaba al diestro alicantino a detenerse varias veces, para agradecer con su mirada el cariño de todo el público que le arropaba. A continuación, se multiplicaron los rostros conocidos que hicieron acto de presencia, como el del presentador de televisión, Ramón García, el de la periodista Cristina Tárrega junto a su marido, el futbolista José María Quevedo, la modelo Nieves Álvarez, el periodista José María García, el diestro Francisco Rivera Ordóñez (que recibió un buen número de aplausos y palabras cariñosas del público), el también torero El Juli, con su mujer, Rosario Domecq, el cantante Caco Senante, Cari Lapique (la madre de Carla Goyanes) o el también matador de toros El Cid y Morante de la Puebla.

Sorprendió no encontrar el padre de Manzanares en la entrada de la iglesia para ver el enlace. Se hablaba, incluso, que podría haber accedido por una "segunda puerta". Pero finalmente se confirmó, por medio de la hermana del diestro alicantino, Yeyes, que no pudo asistir: "Mi padre se ha tenido que quedar con mi abuelo en el Hospital de Alicante porque está muy enfermo", agregó.

La novia, Rocío Escalona, llegó a la alfombra roja pasadas las 12.45 horas, cogida de su padre, Jesús Escalona, que no cabía de alegría a juzgar por su enorme sonrisa. Volvieron a ser entonces numerosas las muestras de cariño del público hacia la alicantina.

La boda no debió de pasar de una hora de duración. Y a la salida de los invitados, dos enormes bandejas repletas de pétalos blancos les esperaban para llover sobre el recién convertido matrimonio. El arroz, por lo visto, ya ha pasado de moda.

José María Manzanares y Rocío Escalon, marido y mujer, se despidieron bastante rápido del público. La timidez, a simple vista, les puede. Aunque antes quisieron premiar a las cientos de personas que asistieron como público con un único y fugaz beso.

En ese instante fue cuando se desató la locura mediática. Y las cámaras de televisión y reporteros de prensa del corazón se escaparon de la barrera y se lanzaron a la caza de famosos. Tanto fue así que se originó algún pequeño accidente, cuando un periodista golpeó a una anciana en su intento de pillar alguna declaración de Francisco Rivera Ordóñez. La mujer, con gesto de dolor, se incorporó sin males mayores, pero hubo alguna que otra incertidumbre cuando se le vio rodar por los suelos.

La estampa final fue cuando la gente se abalanzó contra las flores que adornaban la alfombra roja y la entrada de la iglesia para llevárselas a su casa. Y, a lo lejos, sonaba la voz del cura pidiendo clemencia: "¡No se llevan las flores del altar, por favor!".