P-¿Las empresas españolas son conscientes de la posibilidades de la web?

R-Muy poquito, están en la fase de «hay que estar ahí» algunas y siguen pensando que es una moda. La apreciación que se hace es baja y aún más si vas bajando hacia la zona de las pymes, donde es todavía peor.

P-¿Los blogs son agua pasada?

R-En absoluto, los blogs no han bajado en ningún caso. La gente tiende a pensar que los blogs pasan de moda y llegan las redes sociales y luego se irán y llegará otra cosa, es una auténtica tontería. Lo que se ha pasado es la idea de la página web estática hecha por un programador flash que hace que cada vez que la quiero cambiar tenga que acudir a él.

P-¿Cualquiera puede tener éxito en la red?

R-De entrada el proceso se democratiza. Ahora en una red social o un blog puede estar cualquiera sabiendo un poco de protocolo. A partir de ahí, depende de la empresa los recursos que esté dispuesta a invertir para mantener esa presencia, es decir, para simplemente estar mejor que no estés.

P-¿Una empresa que no tenga esto en cuenta está condenada a morir?

R-No sé si va a morir pero perderá una oportunidad de crecer. Se va encontrar con otras empresas que pueden tener una rentabilidad muy superior de este canal, que se va a consolidar como el sitio al que los usuarios van a buscar información. Entonces, una empresa que no esté no existe y una empresa que no interactúe como debe hacerlo tendrá una mala imagen.

P-¿La liberalización de la industria quita competitividad a las empresas?

R-No, para nada, es una tendencia del entorno que hay que entender y contra la que no se puede luchar, los cambios ocurren quieras o no. Nunca en la historia una tecnología superior se ha detenido porque a alguien le pareciese mal.

P-¿Tiene sentido que una canción cueste dinero?

R-No, porque cuando diluyes los costes fijos de crearla entre la cantidad de usuarios que acceden a ella los gastos son ridículos. Lo que te puede proporcionar es un mayor acceso a que la gente vaya a los conciertos, cuando se interpreta. Si una canción valiera diez céntimos muy poca gente se la descargaría.

P-Pero no hay conciertos para libros...

Los libros no dejan de vender. La gente deja de comprar cuando la propuesta no le compensa, el hecho de que adquiera el libro será porque es más cómodo que leerlo en una pantalla y no tiene un precio excesivo. Hay que jugar con muchos incentivos para que la gente adquiera la versión real, como diría el Padrino, hacerle una oferta que no podrá rechazar.

P-Muchos opinan que el papel se acabará

R-El papel hoy no es cómodo y si alguien aún lo piensa es porque no conoce las posibilidades del medio electrónico. El papel está alimentado de la nostalgia de una generación, es muy difícil creer que a largo plazo sobreviva. Para los jóvenes el periódico resulta un formato incómodo y que no se actualiza.

P-¿Qué hay después de la web 2.0?

R-El siguiente paso es trasladar lo que hacemos en una pantalla de ordenador a dispositivos más pequeños. Toda la información que entendemos como que está al otro lado de la pantalla se integrará con la realidad. Por ejemplo, apuntar a la etiqueta de un vino con el móvil y que te de información de catas, de opiniones de usuarios. Ello va a producir que mucha gente se plantee donde esta la frontera entre la web y la vida real.

P-¿Se confundirá vida virtual y real?

R-La mayoría de la gente sienta sus relaciones en la web en base a las que tiene fuera de ella. Una persona con una vida virtual rica suele corresponderse con una persona que tiene esa vida social al otro lado de la pantalla, puede haber excepciones, puede haber gente que su vida no les resulte satisfactoria y se vuelque a una vida virtual, y se inventan otra paralela. Existen auténticas patologías de dobles y hasta triples personalidades.