Algo está cambiando en la Universidad de Alicante. Si la semana pasada ofreció un curso dedicado al rock, ahora se abre a un sector que tampoco suele tener cabida dentro de los planes de estudio, los videojuegos. "Queremos darle un enfoque nuevo al tema porque es necesario para la sociedad", declara José Ramón Calvo, director del ciclo Videojuegos. Mercado y últimas tendencias. "Hay que acabar con el prejuicio del jugador autista o violento y ofrecer una visión sobre el gran tamaño de recursos económicos que mueve la industria y la cantidad de gente a la que da empleo. Ofrece unas posibilidades de expansión laboral inimaginables para los estudiantes de ingeniería informática o multimedia", cuenta Calvo.

Uno de los ponentes del curso es Gilberto Sánchez, director editorial de la empresa Virtual Toys y secretario general de la asociación Desarrollo Español de Videojuegos. "Hay que trabajar para que los videojuegos tengan presencia en los estamentos públicos y en los medios de comunicación", manifiesta Sánchez.

La afición por este tipo de entretenimiento es muy grande en España (más del 50% del dinero que se gasta en consumo de ocio se destina a los videojuegos). "El problema es que a nivel laboral, los programadores españoles, que tienen mucho valor, deben irse a trabajar fuera. Hideo Kojima, el Bill Gates de los videojuegos, ha contratado a un equipo español para desarrollar la última versión de una de sus sagas más destacadas, Castelvania", pone como ejemplo Sánchez.

"Los videojuegos son a la tecnología lo que la F1 al motor", exclama Calvo. "Por eso contratan a los matemáticos y los físicos que están más preparados".

El Congreso aprobó el año pasado que el sector reciba las mismas ayudas que las industria del cine o la música y las universidades empiezan a preparar a sus estudiantes para convertir su afición en profesión. "Sólo falta que las entidades financieras se den cuenta del filón que suponen los videojuegos", sentencia Sánchez.