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Los miles de fibers que han poblado estos días Benicàssim han salido este mediodía de las zonas de acampada habilitadas por el festival, y se han dejado abandonadas centenares de tiendas de campaña, colchonetas, mesas y sillas que a partir de ahora podrá recoger cualquier ciudadano.

La organización del Festival Internacional de Benicàssim ha dado de plazo a los fibers hasta las 14.00 horas de hoy para marcharse de las zonas de acampada, pero han sido miles los que han preferido regresar a sus casas sin sus pertenencias para evitar el sobrepeso por el que se ha de pagar en las compañías aéreas.

Esa circunstancia la aprovechan cada año más de un centenar de ciudadanos que acuden a las zonas de acampada para buscar objetos útiles en medio del caos y la suciedad, aunque este año las puertas del recinto se abren al público general a las 16.00 horas para evitar que alguien se quede con pertenencias de algún fiber que aún no ha ido a recogerlas.

Cuando la gente termina de apropiarse de lo que los fibers han desechado, los servicios de limpieza acceden a las zonas de acampada y sacan de ellas camiones y camiones llenos de objetos que van finalmente a parar a la basura.

Poco antes de las 14.00 horas aún quedaban fibers rezagados en el interior del recinto, como Theo Jolliffe, de Londres, quien, al darse cuenta de que su tienda de campaña era demasiado pesada para facturarla, ha decidido abandonarla y hacerse con una más pequeña que ya nadie iba a recoger.

"Si cojo esta tienda tendré que pagar una maleta más para volar, así es que voy a desmontar esta, que es más pequeña, y la utilizaré para quedarme unos días más en Valencia", explicaba.

Algo parecido hacían Umberto y Asier, dos jóvenes de Pamplona que han asistido durante los cuatro días al festival y que, como tienen un apartamento en Benicàssim, han cogido antes de marcharse unas colchonetas, unas sillas y una mesa "para ir a la playa estos días".

"Es la primera vez que venimos al FIB pero la gente nos ha comentado que todos los años pasa lo mismo: los ingleses abandonan las tiendas porque cuesta menos dinero comprar una nueva que meterla en el avión", comenta Umberto.

Los responsables de seguridad trataban de controlar este mediodía que las personas ansiosas por hacerse con enseres de acampada de forma gratuita accediesen al interior del recinto de acampada hasta las 16.00 horas.

Aún así, algunos han burlado los controles y han podido elegir los primeros con qué tienda querían quedarse, algo que ha conseguido Juan Danut, afincado en Benicàssim, quien valoraba con un amigo qué objetos estaban en mejor estado y estudiaba por dónde salir para que los agentes de seguridad no advirtiesen su presencia.

También una pareja de fibers que ha acudido al festival en coche lanzaba por una valla tiendas, hinchadores y mesas para no despertar las sospechas de los trabajadores del FIB, y así, recoger los objetos una vez fuera del recinto.

A las puertas de la zona de acampada, decenas de jóvenes esperaban a que diesen las cuatro de la tarde para apropiarse de lo que los fibers han decidido no llevarse con ellos ya que, según explicaba uno de ellos, un amigo suyo "cogió el año pasado por lo menos siete tiendas", y él no quería ser menos.

La nota negativa de la anécdota la ha vivido una joven de unos 20 años que aún no había recogido sus enseres personales y que, cuando ha entrado al recinto para hacer la maleta, se ha encontrado con que alguien se había llevado de la tienda su cartera, en la que tenía algo de dinero y también la documentación necesaria para tomar el avión de regreso a Inglaterra.