El grupo virtual Gorillaz se ha materializado esta noche en el Festival Internacional de Benicássim con un concierto de marcado componente visual y de mayor calidad artística y sonora, con Damon Albarn dando rienda suelta a sus fantasías musicales entre dibujos animados.

El espectáculo audiovisual compuesto por el músico británico y dibujado por Jamie Hewlett, ilustrador de esta aventura digital, es un enorme espacio de reivindicación social en contra de los peores facetas de la condición humana -como la guerra o el racismo- a ritmo de soul, punk, electrónica y hip hop.

En ese espacio caben melodías árabes, asiáticas, celtas y suburbanas, y en él emerge toda la creatividad de Albarn dirigiendo a una banda en constante cambio sobre el escenario y sobrecogedora por su talento: Paul Simonon y Mick Jones (The Clash), Bobby Womac o De la Soul. Y así hasta 30 músicos tocando a la vez sobre la plataforma.

Sin embargo, por encima de toda esta parafernalia, sobresalen las canciones de sus tres discos, milimétricamente sincronizadas con el discurrir en la pantalla de los cuatro componente virtuales de la banda (Murdoc, 2D, Noodle y Russel), presentados por el rapero Snoop Doggy Dog mientras suena "Welcome to the world" y perseguidos por Bruce Willis en "Stylo".

"Superfast Jellyfish", "Empire Ants" o "Dirty Harry", han cautivado al público sin necesidad de ruido ni "beats" acelerados, y su single más conocido, "Clint Easwood", ha unido a miles de voces. Los fibers han superado una prueba de buena música y espectáculo inteligente Además de este recital, y a diferencia de otras ediciones, el resto de la jornada no ha tenido más grandes nombres, pero sí grandes conciertos, con la famosa segunda línea del FIB justificando todo su prestigio y potencial.

Mientras el sol caía y el recinto comenzaba a cobrar vida, con miles de "fibers" arrastrando las secuelas de tres jornadas interminables de música y excesos, seis tipos entraban discretamente en el segundo escenario del FIB sin sospechar que saldrían largamente aplaudidos gracias al calado de su música.

Se llaman Efterklang, palabra danesa que significa "reverberación" y que se emplea también para denominar el recuerdo que se activa por medio de un sonido. Ambas acepciones se ajustan a la impronta de canciones como "Full moon", caracterizadas en directo por un sonido similar al de Arcade Fire, pero con menos pompa.

Polifonía, instrumentos de viento, percusión, cuerdas, pianos, humildad y melodías suaves para un caluroso atardecer de verano.

Sin dejar este ámbito menor, también hubo pop bailable y resultón procedente de Irlanda con Two Door Cinema Club, y pop doméstico de cómic del yeclano Parade.

En otra dimensión de reconocimiento y distribución, The Courteneers han sido los elegidos para encender el motor de la noche. Los primeros bailes, los primeros gritos, las primeras emociones del fenómeno fan a cuenta y cargo de temas como "Take over the world".

La frivolidad de la noche ha corrido a cargo de Elli Goulding, una mezcla de Madonna y Cindy Lauper pero sin la fuerza de la primera ni la personalidad de la segunda, aunque aquí hay público para todos.

En cambio, una de las mayores sorpresas, al menos para el público habitual de este festival, ha sido el del rapero británico Dizze Rascal, que vestido con camiseta de los Angeles Lakers ha desatado un vendaval ante miles de compatriotas entregados y el resto uniéndose a la fiesta sin hacer preguntas.

El director del FIB, Vince Power, asegura que el programa de actuaciones de este año no ha sido diseñado en función de los grupos que tienen mayor éxito en el Reino Unido, pero el movimiento de masas anglosajón vivido en el Escenario Verde dice lo contrario.

Se agota la música en el FIB. El sol prepara su bandera blanca para declarar una tregua que se romperá dentro de doce meses, con el primer acorde del próximo verano.