El Festival Internacional de Benicàssim llega hoy a su fin tras registrar una asistencia de 127.000 personas durante sus cuatro días de conciertos, cifra que demuestra "la buena salud" de la que goza este encuentro musical, en el que el 55 por ciento del público es extranjero.

Así lo ha detallado la organización en una rueda de prensa, en la que su nuevo director, el promotor británico Vince Power, ha achacado la caída de asistencia -en relación a las 200.000 personas del año anterior- a la crisis económica y al elevado gasto de contratación de grupos, que se refleja en un incremento del precio de las entradas.

No obstante, pese a este descenso, Power considera que la decimosexta edición ha sido "un buen año", que mantiene la línea de progreso lógico de un acontecimiento con fechas "espectaculares" y otras "más tranquilas".

El promotor ha admitido además que "no todos los años se puede conseguir a los artistas que quieres, porque no están disponibles", aspecto que también puede haber influido en la bajada de asistencia, ya que el cartel de grupos de este año era inferior al de ediciones anteriores.

El día de mayor afluencia fue ayer, cuando se alcanzaron las 35.000 personas gracias a las actuaciones de bandas con elevado poder de congregación, como The Prodigy, que ha superado las expectativas de la organización, según ha reconocido.

Según Power, el alto número de asistentes extranjeros, principalmente británicos, se debe al carácter "multicultural" del FIB, y no a un programa de actuaciones enfocado a los grupos de mayor éxito en el Reino Unido.

"Se ha hablado mucho de que esto es un festival para ingleses, pero no es verdad, no está enfocado a nadie en especial. Si tienen dinero para pagar la entrada nos da igual de donde sean", ha dicho al respecto.

El FIB, según ha dicho, quiere seguir con la línea de programación que ha mantenido durante sus dieciséis años de historia -en la que ha habido grupos de todos los estilos musicales-, y seguirá apostando por una "fuerte presencia" de la escena electrónica durante la madrugada.

No obstante, habrá "cambios" el próximo año, porque este encuentro "no puede quedarse quieto", ha anunciado Power, que no ha especificado en qué consistirán.

Por su parte, el alcalde de Benicàssim, Francesc Colomer, ha calificado el festival como una "gigantesca ceremonia de civismo y tolerancia" consensuada entre los vecinos del municipio, veraneantes y "fibers", que ha propiciado, como es habitual, un FIB sin incidentes significativos.

El director ejecutivo de la productora Maraworld, José Corral, ha destacado además los 800 puestos de trabajo que ha generado el festival durante sus cuatro días y sus avances en materia medioambiental, con una ampliación del transporte gratuito y la reducción del uso de papel.

Miles de fibers agotarán esta noche sus últimos cartuchos de energía con una de las actuaciones más esperadas, la de la banda virtual "Gorillaz", creada por el cantante Damon Albarn (líder de Blur), que ha conseguido vender millones de discos a través de cuatro personajes virtuales.

Será la primera actuación en España del alter ego de Albarn, y uno de los pocos conciertos que ofrece durante todo el año a nivel mundial, por lo que son muchos los fibers que aguardan su materialización sobre el escenario.

También habrá tiempo para una corriente nada habitual en el FIB, el rap, que llegará al Escenario Verde con Dizzee Rascal, y para profesionales del "indie" como Echo & The Bunnymen.

Entre todos intentarán llenar el hueco dejado por el reclamo más comercial del festival: Lily Allen, quien ha cancelado su actuación por motivos médicos y que deja, por segundo año consecutivo y por similares razones, a miles de "fibers" descorazonados.